Ser precisos, ser exactos, ser cortos, anotar donde los demás perciben sólo el ligero aroma de lo que otros relatan. La realidad es como nos la pintan, más no como realmente debe de ser percibida. Al final del día, al momento de cerrar los ojos, de por fin descansar, realiza una pequeña reflexión: ¿Actué y acepté todo lo que viví de acuerdo a mis interpretaciones o basado en lo que otros comentaron?
Guayaquil, tierra de guerreros, o como el lema dice “Madera de guerrero”, tierra de grandes hombres y mujeres, de héroes que ahora pintan con sus nombres las calles que con suerte sobreviven a un invierno. Guayaquil, nombre por el cúal muchos festejan su nacimiento en fechas especiales, fechas decididas por los grandes caballeros y damas de tiempos insostenibles, narrados por grandes poetas, que a su vez tienen de sus actos grandes poemas narrados por otros grandes poetas, que a su vez se quedaron muchas veces sin quienes sigan la posta de narrar sus grandes obras.
Guayaquil, la verdad, Guayaquil me cansa, pero es la tierra en la que nací, donde me desarrollé, donde mis padres y hermanas me dieron todo su amor, donde conocí el fútbol, donde conocí el dolor, donde conocí el amor, donde conocí la pobreza desde como un ciudadano de bien debe de conocerla, sin tocarla… también conocí la riqueza desde como un ciudadano de bien debe de conocerla, viviéndola.
Guayaquil es la tierra que pudiera ser cualquier otra tierra con cualquier otro nombre, es la tierra donde aún quiero desarrollar mis proyectos y verlos crecer. Ten en cuenta que al final del día no es la ciudad, no es la tierra la que te da tu identidad, es todo lo que de ella ha nacido, por la cuál he creado los vínculos que hoy me sostienen.
Pero siendo honestos, Guayaquil es la tierra en la que todos somos parte, y nos portamos como quizás un ciudadano moderno no debería portarse. El/La Guayaquileño/ña es, sin duda un ser malcriado, irrespetuoso, que no sabe vivir en su día a día, ni convivir con el resto.
Normalmente un ciudadano de Guayaquil te escupe en el piso sin inconveniente alguno, no te limpia los desechos de sus mascotas, no alza la tapa de la basura para colocarla ahí, escucha música a todo volumen sin importarle el descanso del vecino, si puede tomarse un dinero del piso lo hace sin pensar en la necesidad del otro, pita en el tráfico sin importarle la tranquilidad del ambiente, no da paso al peatón, tira basura al piso, empuja, no saluda al salir o entrar del ascensor, no saluda o se despide al salir de un lugar con gente, no lee, te insulta en las redes sociales, se siente orgulloso de ser patán, se siente orgulloso de ser mal hablado, se siente orgulloso de ser sabido, se siente orgulloso de humillar a otro, o se siente orgulloso por emborracharse un fin de semana o tener varias mujeres o lo contrario….Seguramente esta lista podemos inflarla, te la dejo como tarea.
Personalmente no me siento en una mesa a conversar de lo bacán que es ser guayaquileño , más bien lo contrario, me siento a hablar de la problemática de lo que eso significa. Soy muy agradecido por todo lo que esta tierra me ha dado, de poder sentarme a escribir esto desde la comodidad de una cafetería, y no desde un hogar o comunidad que es azotada por la violencia. Quizás hablo desde esta trinchera, que está amoblada, con aire acondicionado, con una buena vista y estar totalmente equivocado.
Pero me quedo en esta tierra, donde creo que podemos lograr un cambio, lento pero viable, desde el ejemplo, desde la lucha silenciosa. No te olvides que esta tierra que ahora se llama Guayaquil, el día de mañana podría tener otro nombre, así que no te apegues a la tierra, apégate a tus virtudes.
5youoc
Me encanto el artículo, muy cierto. Lleno de verdades y realidades.
Espectacular Victorino. Muy acertado y realmente captas diferentes perspectivas. Muchos éxitos y que todos en Guayaquil y en el Ecuador te escuchen.