Que intensas que fueron nuestras conversaciones,
cuando solíamos subir a la terraza de la casa de tu abuela Alba y fumar un puro.
Pienso en las horas que compartimos
y cómo nuestros cuerpos se desvanecían empachados de tantos besos.
Todo eso quedo en la nada.
Me pregunto,
¿a dónde va todo eso que existió?
Cada tanto,
me consuela
pensarte
antes de dormirme.
Y volver a sentir esa felicidad plena que viví con vos ese verano del 2012.
Espero no volver a verte más,
Solo siento felicidad al recordarte
así estoy bien.
¿Se puede ser feliz sin los cuerpos?