21 noviembre, 2024

Aceites esenciales y la historia

Las plantas han estado, desde el inicio de la humanidad, ligadas al bienestar de los seres humanos, sea en el campo de la salud, la alimentación, la espiritualidad, etc. 

En realidad, aunque desde que se inicio la era industrial, las medicinas se empezaron a fabricar de manera sintética, su base farmacológica está en las plantas y el uso medicinal de las mismas. Antes, en las facultades de medicina, se estudiaba la materia: botánica; lamentablemente, como parte de la “modernización” de los pensum académicos, se suprimió, quedando solo el estudio de “farmacología”. Es decir, conocer los fármacos, su acción, iteraciones, etc., pero sin profundizar en su origen natural. Aún así, cada año, los laboratorios gastan mucho dinero en el estudio de las plantas y sus aplicaciones, en busca de nuevos compuestos terapéuticos más eficaces, y esperemos que menos nocivos para el ser humano. Se estudian: corteza, raíces, flores, semillas, follaje de la jungla, etc. Así el extracto de las plantas y los aceites esenciales, que se derivan de estas, han estado y siguen estando ligados a la historia de la humanidad, sobre todo en el área médica. 

Se han utilizado para combatir bacterias, hongos, virus, picaduras de insectos y mordeduras de animales. 

En el área de la salud emocional, los aceites esenciales, brindan fragancias exquisitas para equilibrar las emociones; generar alegría, levantar el ánimo, dar paz, aliviar tensiones; también a nivel físico, sanar dolores a nivel muscular, de cabeza, digestivos, etc.

Con el uso de los aceites esenciales, en general, las emociones negativas se disipan generando un ambiente agradable. 

A través de los documentos históricos y las tradiciones en distintos lugares del mundo, se conoce que los aceites esenciales (aromáticos) se utilizaron para los rituales religiosos y también para el tratamiento de enfermedades, sea a nivel físico, mental o emocional; descritos como sustancias balsámicas con propiedades médicas.  Tales datos se remontan al 4500 a.C.  Las civilizaciones antiguas tenían mayor conocimiento sobre el uso de los aceites esenciales en comparación con lo que se sabe en la actualidad. Sobre todo, los egipcios usaban estos compuestos aromáticos en los procesos de embalsamar. 

En los registros históricos figura el nombre de: Imhotep, arquitecto, gran visir del rey Zoser de Egipto. Imhotep, al parecer, marcó el inicio del uso de aceites, hierbas y plantas aromáticas medicinales. 

En las paredes de los templos egipcios se han encontrado jeroglíficos que describen recetas de aceites y sus mezclas. Algunos de los templos egipcios encontrados por hallazgos arqueológicos, son en realidad laboratorios. Sobre todo, para elaborar incienso, usaban: mirra, miel, pasas remojadas en vino, cálamo, resina de pino y enebro.

Los antiguos egipcios recogían los aceites esenciales y los colocaban en vasijas de alabastro. Estas vasijas eran formadas y talladas para contener los aceites esenciales que perfumaban las viviendas. 

En 1817 se descubrió el Papiro de Ebers, un pergamino médico de 870 pies de largo (1500 a.C.) El pergamino contiene más de 800 recetas a base de hierbas y remedios. Sobre todo, se registra que usaban mirra debido a su capacidad anti microbiana en afecciones de la piel y también se la usaba para embalsamar.

Pasado el tiempo, los romanos, que heredaron tales conocimientos,  también usaron los aceites esenciales para purificar sus templos y edificios; además para sus famosos baños de vapor que eran útiles para prevenir enfermedades y mantener el vigor y la juventud. 



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