Al concluir el año santo de 1925, específicamente el 11 de diciembre, el Sumo Pontífice Pío XI, promulgó mediante una carta encíclica llamada Quas Primas la Solemnidad de Cristo Rey, como respuesta al creciente ateísmo y secularismo del momento. Los documentos históricos demuestran que ciertas fechas importantes, como esta, fueron instituidas conforme lo pedía la necesidad del pueblo cristiano, cuando hacía falta robustecerlo contra un peligro o defenderlo contra los errores del paganismo.
El documento fue publicado en el año del aniversario XVI del centenario del concilio de Nicea donde se definió y proclamó como dogma de fe católica la consustancialidad del Hijo Unigénito con el Padre. Además, recordemos que en el credo de Nicea que recitamos los domingo decimos públicamente “y su reino no tendrá fin”, proclamando la real dignidad de Jesucristo. En ese decreto también se ordenó renovar la consagración “de todo el género humano al Sacratísimo Corazón de Jesús, con la misma fórmula que nuestro predecesor, de santa memoria, Pío X”.
Aunque el Vicario de Cristo basa su decisión en algunas citas bíblicas como cuando Jesús le responde a Pilato que su reino no es de este mundo, también podemos citar a san Cirilo de Alejandría, para demostrar que se debe adorar a Jesús ya que en él se dan las naturalezas humana y divina (unión hipostática): “posee Cristo soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza”; y a san Ambrosio: «Justamente la inscripción está sobre la cruz, porque el Señor Jesús, aunque estuviera en la cruz, resplandecía desde lo alto de la cruz con una majestad real».
En Quas Prima se establece la solemnidad para el último domingo de octubre, esto es, el domingo que inmediatamente antecede a la festividad de Todos los Santos, pero debido a los cambios que se establecieron luego del Concilio Vaticano II, el papa san Pablo VI decretó el motu proprio de nombre Mysterii Paschalis el 14 de febrero de 1969 donde, entre otras cosas, indica que la solemnidad se celebraría el último domingo ordinario, esto es, antes de comenzar adviento.
En los días de fiesta de esas solemnidades, el papa Benedicto XVI en el 2009 comentó: “Es el poder del Amor, que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la esperanza en la oscuridad más densa”, y el papa Francisco en el 2016 dijo lo siguiente: “Compartimos con alegría la belleza de tener a Jesús como nuestro rey; su señorío de amor transforma el pecado en gracia, la muerte en resurrección, el miedo en confianza”.
La solemnidad de Cristo Rey es una celebración litúrgica que destaca la realeza de Jesús y su dominio sobre todo el universo. Celebremos esta fecha con mucha alegría, predisponiendo nuestros corazones al adviento que está a solo una semana. Que Cristo no solo sea rey del cosmos sino rey de nuestra propia historia.
Excelente artículo! Yo he aprendido muchísimo y le agradezco!
Pido a Dios la bendiga de modo especial