“El culto a los héroes simboliza los vínculos que unen a la nación con su historia”
– Jacinto Jijón y Caamaño: (1929 t.1: 51-53)
HECHOS:
- Personalidad inestable iniciada en la infancia por problemas familiares.
- Escogimiento de hechos pasados transcribiendo fragmentos extraídos del contexto general de ciertos historiadores aludiéndolos con visión doctrinaria ajena a esa época y a nuestra identidad.
- No realizó investigaciones del por qué, para qué, cómo, dónde, entre otras. Obvió fuentes primarias o documentales. Limitándose a reproducir lecturas.
- No contribuyó con alguna hipótesis sobre los “defectos” criticados omitiendo estudios verificables
CONCLUSIÓN: a) Lamento su fallecimiento impidiéndome expresarle mi desagrado y poca estima al mismo; b) Desde su escritorio mental influenciado por lineamientos ajenos a nuestra idiosincrasia, prueban su incomprensión intelectual al momento de la Verdad Histórica de esa época.
Mi razonamiento: con PRUEBAS EJEMPLIFICADORAS E IRREBATIBLES, SIN INSULTOS NI EPÍTETOS.
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- Abolición de las mitas y concesión de la ciudadanía en 1812 a los nativos del Imperio;
- Art. 2 de la constitución guayaquileña ni para Lima ni para Bogotá;
- Reconocimiento al voto popular de algún representante sin saber leer y escribir para la asamblea constituyente de 8 al 11 de noviembre de 1820, entendiendo la trascendencia histórica que vivía.
- Dictar la ley de vientres en 1821, preámbulo de la abolición de la esclavitud;
- Renuncia a su cargo de primer presidente Constitucional a través de su carta dirigida a Bolívar cuando se declaró Dictador y arrasó con el proceso constitucionalista guayaquileño.
- Renuncia al cargo de vicepresidente del Estado del Ecuador. Ilegalidad de José Fernández S.
- Renuncia a cargos diplomáticos que le propuso el mismo Bolívar, entre otros.
- La “definición” de lo que era el servicio público para él. ¿Se la entenderá hoy? Lo dudo.
- Generosidad extrema. Los poemas a Bolívar y Flores ensalzando sus cualidades guerreras que él no poesía por ser hombre de letras, de paz. Sin embargo, rectificó los hechos ilegales de esos personajes cuando “torcieron” sus accionares de líderes y no de estadistas.
- Menoscabó su patrimonio, ejemplo de ello: los emolumentos ofrecidos como diputado de Guayaquil, no los recibía con la periodicidad que necesitaba para vivir y cumplir su misión.
- Ningún acto de corrupción comprobado fehacientemente a través de muchísimas investigaciones.
- En lo público, ciudadano ejemplar, estadista holístico, extraordinario abogado constitucionalista, profesor universitario, eximio poeta de Hispanoamérica. En lo privado incomparable: hijo, padre, compañero de vida, amigo.
- Más de ochenta historiadores nacionales y extranjeros han escudriñado su vida en archivos nacionales y extranjeros; más de tres millones de visitantes al accionar de su persona en las redes tecnológicas. Más de treinta revistas virtuales, vídeos; pero, tiene que surgir algún desatinado, precisamente, para inducir a nuevas investigaciones y el resultado desde el siglo XIX, XX y en adelante, será el mismo conforme el pueblo guayaquileño lo expresó en el epitafio constante en su tumba:
“Fue el Padre de la Patria,
el ídolo del pueblo,
poseyó todos los talentos,
practicó todas las virtudes”.
Nota: En mi opinión están ampliados los lineamientos descritos.
El título del artículo «“Historia de Guayaquil” de don Carlos Lasso Cuesta: Mi resumen,» me hace pensar que se trata de un análisis crítico de la obra del historiador mencionado. El análisis de la autora me parece más bien una generalización de las varias obras sobre Olmedo, hombre de extraordinaria y multifacética personalidad. No conozco la obra de Lasso Cuesta, pero si la crítica en efecto se refiere a ella, debe ser una obra muy mala. He leído muchas historias y biografías sobre Olmedo, pero ninguna se puede considerar completa. El Padre de la Patria de octubre, no se puede comprender sin su fase como integrante de los cabildos absolutista y constitucional que precedieron la independencia. Solo con mitos, como el que estuvo presente en la Fragua de Vulcano» se puede entender la mitificación del patricio octubrino.
Gracias por su comentario que acabo de leer sobre mi resumen sobre la obra «Historia de Guayaquil de don Carlos Lasso Cueva.
Útil para ampliar un poco mi análisis crítico. Considero que es un estudio marginal, personalista, alejado de los principios básicos de una investigación, agregándose de por medio, haberla escrito con mirajes de conceptos de política extremista, ajetreo intelectual que no tiene nada que ver con la época en que acontecieron los hechos históricos de nuestro ayer y que, hoy, con errores y aciertos nuestros prohombres pretendieron abrir caminos en medio de inmadurez política de muchos contrarios a sus propuestas que, como el prócer Olmedo, tuvo visión holística, de estadista, no fueron comprendidas en su momento.
Los hechos que se critican frente a hechos que ocurrieron, el autor de la obra aludida los desconoció y ahí surge la pregunta ¿Por qué? Guiado e influenciado por su infancia insegura que tanto predomina en la personalidad y comportamiento de un ser; o, porque habiendo “vivido” la segunda frustración personal, ahora política, intentó dar una “nueva visión equivocada”, de la actuación de nuestros antepasados históricos “pretendiendo amenazar la validez externa que se deben considerar al evaluar un estudio; o, por la incapacidad de representar la verdadera relación entre la exposición y el desenlace tomando en cuenta las circunstancias particulares en que fueron realizadas”, a decir de un concepto elemental sobre lo qué debe ser un análisis crítico.
Mi opinión a publicarse por este medio, fraccionadamente, para no hacerla densa por su extensión, anhelo obviar las falencias halladas en la lectura de “Historia de Guayaquil” de don Carlos Lasso Cueva. Atentamente.