El mal existe, no importa en que parte del mundo nos encontremos, la inflación descuadra presupuestos familiares, individuales y colectivos.
¿Cuál es su causa?: el crecimiento de la oferta monetaria a través de la emisión de dinero o el gasto estatal. Ese dinero extra que lo ocasiona el estado entra al sistema económico como demanda de bienes y servicios tomando desprevenido a los generadores de bienes y servicios que ajustan sus precios ante la nueva demanda por sus productos.
La escasez de materias primas puede afectar los precios por un breve periodo de tiempo dado que sus incrementos no están establecidos por la estructura de costos del fabricante, sino por el mercado dentro de la libre oferta y demanda del producto.
La ciencia económica deja en claro que la inflación es un efecto monetario que traduce en preferencias, cambio de gusto, incremento de ingresos del ciudadano que presiona los precios y no un efecto estructural de los costos de producción. En una libre competencia, el productor no puede imponer sus precios si el mercado no lo permite.
Al inicio del presente año, después que fueron públicos los resultados macroeconómicos, una prestigiosa columnista pregunto en un chat de personas interesadas por los problemas económicos del país, lo siguiente: ¿Por qué razón la tasa anual de inflación de Ecuador (3,74%) es inferior a la tasa anual inflación de los Estados Unidos (8,3%)? Contesto con el siguiente análisis:
Para estar claros, en términos normales -sin terremotos, guerras, pandemias o desastres naturales- el único que puede generar un alza general de los precios (inflación) es el estado.
En Estados Unidos o en países donde existe la alta competencia y sin interferencia o protección estatal, el empresario recibe su justa utilidad. Los grandes márgenes de utilidades en una empresa solo se dan momentáneamente, antes que la competencia aprenda, en empresas con nuevas tecnologías que logran bajar sus costos de producción por economía de escala, o porque su sector está protegido por el estado con aranceles, permisos, autorizaciones o cualquier forma de trabas a las entradas de nuevos fabricantes, ocasionado por las influencias del empresario sobre el gobernante de turno.
A ese tipo de empresarios que influencian sobre el estado, Javier Milei -presidente electo de Argentina- los llama empresarios prebendarios
Al dolarizarse, Ecuador dejo de hacer política monetaria y cambiaria; se acabó la emisión de dinero sin respaldo y los vaivenes del tipo de cambio, por lo general hacia arriba dado que el tipo de cambio era otro precio más de la economía, afectado por la emisión monetaria.
En dolarización o con moneda propia para crecer, un país tiene que liberar la economía y hacerlo viable a la inversión, sea ésta nacional o extranjera. No existe generación de empleo sin crecimiento; en otras palabras, el dinero mueve la economía. Las exportaciones traen dinero a los países y las importaciones bienestar a los ciudadanos acompañado de más oportunidades de crecer con la importación de maquinarias que incremente la producción. Dicho esto, en el caso del Ecuador, el crecimiento de la oferta monetaria -dinero en los bancos más los dólares en circulación- es la que presiona la demanda del ciudadano por bienes y servicios, ocasionando inflación al no ser nuestra economía totalmente abierta al mundo.
Al no haber política monetaria, el estado no crea inflación; sin embargo, un eventual endeudamiento del estado ecuatoriano con el exterior pudiera dinamizar la economía, pero de la inflación no nos salvamos dado que dicho endeudamiento entra a la economía como un incremento al gasto público.
En conclusión, a falta de una apertura comercial y por ende competencia, el país está condenado a crecer con inflación y eso se ve en los resultados macroeconómicos, donde existe una correlación entre las dos variables Inflación y Producto interno Bruto (PIB). Tres meses de inflación negativa o cero es sinónimo de estancamiento del PIB.
Que el país crezca es otro reto para las nuevas autoridades económicas.