“El culto a los héroes simboliza los vínculos que unen a la nación con su historia”
Jacinto Jijón y Caamaño: (1929 t.1: 51-53)
Es muy comprensible el mensaje que encabeza la presente opinión, no hay para que adicionar razonamientos sobre el respeto, recordación hacia nuestros héroes, lazo permanente de unión con nuestra identidad nacional, permitiéndome concretarme en ciertos comentarios puntuales de la investigación del señor Lasso, no de todos dado el total negativismo amarillista de la misma. Refutaré especialmente los referentes a don José Joaquín de Olmedo y Maruri y a don Vicente Rocafuerte, pilares históricos de nuestra Historia Nacional, no solo con documentos sino transcripciones de ameritados historiadores sobre la temática.
Sin creer que pueda ser la última palabra del pasado histórico referente al tiempo de independencia de Guayaquil con su proceso constitucionalista; y, la actuación de su principal gestor y conductor, el prócer Olmedo, destaco algunos hitos de su inmensa trayectoria, ejemplo, en lo poético ocupando primeros sitiales en la literatura del siglo XIX, en la gestión y conducción en los albores emancipadores de Guayaquil y de la futura República del Ecuador, legislador constitucionalista, entre otras actividades. Para el caso, repito, lo haré sobre puntos muy específicos a fin de contrarrestar aquella tergiversación que, consciente o no, se permitió escribir.
Mucho lamento que mi exposición del por qué lo hago no sea del conocimiento del autor al estar fallecido; sin embargo, el inmenso malestar por su obra equivocada puedo manifestarla al público que se interese por estos problemas dada que dicha investigación estuvo influida por vestigios de inseguridad originados y vividos en la infancia. Añadiéndose rezagos predominantes de una doctrina tan dañina que nunca se podrá establecer en ningún país, salvo por la fuerza castigando a sus miembros como es la extremista. Ejemplo patético, el por qué no se quedó a vivir en Cuba como lo indicó y referido en la hoja de vida escrita por el cronista de Guayaquil, doctor Rodolfo Pérez Pimentel. Me permito sugerir su lectura.
Motivos para considerar el estudio personalista reflejados en insultos y denostaciones hacia figuras públicas especialmente de Guayaquil, dando la impresión de haber escogido fragmentos y como rompecabezas uniendo partes nocivas del contexto general de autores citados en dicha obra, circunstancias no investigativas alejadas de los principios básicos que rigen a esta temática, agregándose mirajes conceptuales de política extremista, ajetreo intelectual que no tiene nada que ver con la época en que acontecieron los hechos históricos de nuestro ayer y que, hoy, con errores y aciertos nuestros prohombres pretendieron abrir caminos en medio de inmadurez política de muchos contrarios a sus propuestas que, como el prócer Olmedo, tuvo visión de estadista, holística, no fue comprendidoen su momento.
Una “investigación histórica”, salvo mejor criterio, conlleva a conclusiones verificables no solo por el tiempo o las circunstancias que se desarrollaron, sino permitiendo continuar con nuevas posibles teorías, hipótesis, que puedan ser constatables través de otras proyecciones y no finalizar con lo “negativo está mejor…” a decir de alguien sin ningún rubor cívico.
El señor Lasso la escribió bajo influjos internos que mantuvo latente dando un enfoque tan distante de la realidad de esa época añadiéndole lineamientos políticos exteriores del siglo XX, no comprendiendo lo qué es la investigación histórica, tal vez, pretendiendo dar una “nueva visión” desde luego equivocada de nuestros antepasados históricos, con lo cual “amenazó la validez externa que se debe considerar al evaluar un estudio; o, por la incapacidad de representar la verdadera relación entre la exposición y el desenlace tomando en cuenta las circunstancias particulares en que fueron realizadas”, a decir de un concepto elemental sobre esta temática.
Concreto mi opinión respecto a su autor, quien vivió situación familiar intranquila e inestabilidad infantil por sus padres, realidad que influye en la formación de la personalidad de ese futuro ser, opinión sostenida por especialistas en la materia, justificación para permitirme transcribir un fragmento de la investigación realizada por doña Jeniffer Elisa Pérez Herrera: “La inestabilidad familiar como factor determinante en el desencadenamiento de la agresividad en la infancia”, pág. 5, octubre de 2010.
“Existen muchos motivos por los que un niño puede mostrarse agresivo. En primer lugar, hay que tener en cuenta el temperamento o forma peculiar de ser del niño que en muchos casos tiene un carácter hereditario y predispone a tener una personalidad agresiva. No obstante, las experiencias y situaciones de aprendizaje que viva el niño serán determinantes para moldear su personalidad de tal forma que la influencia del ambiente y de la educación van a ser decisivas.
Agregando: “Inconsistencia de los padres: Cuando no existe acuerdo entre los padres en lo que respecta a la educación del niño, pueden asimismo surgir comportamientos agresivos. Es decir, cuando el padre es muy severo y la madre indulgente; o bien cuando los padres se desautorizan y discuten delante del niño. En esta situación el niño no sabe a qué atenerse, se siente inseguro y confuso y es fácil que reaccione con conductas agresivas”.
Superando varias dificultades llegó a estudiar y graduarse de bachiller. Influido por la doctrina cubana, se enroló en la misma, secuestró un avión; luego de varias vicisitudes continúo su vida hasta llegar a dedicarse a la literatura y relatos históricos (Ver hoja de vida escrita por el doctor Rodolfo Pérez Pimentel, sugiero su lectura). Malestares posiblemente reflejados en esta obra.
La Historia es realizada y escrita por seres humanos, propensos a actos de heroísmo; o, al contrario, de negativismo, caso de Bolívar, Flores, circunscribiéndolos a nuestra futura República del Ecuador. Cuando ocurre lo primero, se destaca lo mejor que pueda dar ese ser comprometido por causas nobles, de superación, de futuro, para su conglomerado social.
Continuará con Parte II sobre el desenvolvimiento y circunstancias del Diez de Agosto de 1809 para lo cual se anexará el acta de la Declaración de Autonomía de Quito como anexo 1.