21 noviembre, 2024

Hacia el cristianismo

Hay cierto acuerdo entre los estudiosos que los evangelios sinópticos, que han consumido  tinta con profusión, a favor del cristianismo, tienen su fuente editorial en Lactancio y Eusebio, ambos al servicio incondicional de Constantino. Dicen que Eusebio escribió los textos de Marcos y Mateo y el evangelio de Juan y además una Historia eclesiástica, y que a Lactancio  pertenecen las cartas de Pedro, de Judas y las de Pablo, además de los escritos de Lucas. ¿Se esfuma así la inspiración divina de los evangelios, y sus  personajes resaltan solo como creación política necesaria de aquel tiempo?  Cierto o no, así se dice y ¿así se cree…?

De cualquier forma, leyendo estos textos, no puede definirse su historicidad. Ni nada histórico serio hay en ellos. Todo suceso o personaje importante que tratan solo es un eje de amarre, para que el lector crea en la veracidad del contenido. Temas varios, de acciones sociales domésticas, sin mayor ilación entre ellos. 

De una manera muy elemental solo cuentan cuentos… Algo así como un presente de la vida cotidiana. Pero una vida cotidiana enferma. Con sus dimes y diretes… Cuadros sociales que hablan rogando por la curación de  leprosos, de paralíticos, de ciegos, de poseídos por los demonios, de epilépticos…¿Es que solo con la miseria humana deviene el milagro divino? ¿Contexto ideológico ideal, para la afección positiva del mensaje de Jesús, hecha a su medida? Con los llamados apócrifos, más de 50, ocurre algo semejante.  

Algo que en palabras llanas no es otra cosa que consolidar el judaísmo. De los seguidores del mesianismo, los conocidos  como cristianos hacen presencia, con los inicios del adoctrinamiento paulino. Es la cristología, la conversión del galileo Jesús en Hijo de Dios, con que Saulo de Tarso inicia la fuente de  la religión cristiana. Si Jesús abrió el camino es Pablo desde entonces quien camina en él...

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