No hay centro comercial que no tenga su propio papá Noel, su árbol de navidad y sus promociones de ventas de artículos alusivos a la fecha y de productos que estaban en las perchas como invendibles y aunque esta fiesta pagana de los cristianos católicos sea una de las más tristes por las guerras, por la desnutrición infantil por el hambre y pobreza de una gran mayoría de países del tercer mundo es la fiesta que no se puede controlarla
En cuanto a papá Noel un personaje que en esta época acapara la atención de grandes y chicos, y no es para menos, es él el que supuestamente trae los regalos y con ellos la alegría, y aunque tiene una competencia con los reyes magos, mantiene su hegemonía,
Pero la historia de papá Noel o Santa Claus, no el sacerdote de un pequeño poblado italiano, el original San Nicolás, nace este siglo. Dicen que la primera vez que se usó su imagen con fines comerciales fue en 1915 para promocionar la marca de agua White rock. Su estrellato nació sin embargo en 1931 cuando la marca coca cola encargó su diseñador Haddon Sundblom el diseño del personaje para su campaña y ese año cambió la historia.
El viejo regordete inspirado en el vecino de Sundblom, se constituyó en un ícono popular, se crearon sus historias y pasó a ser el «espíritu de la navidad», aunque algunos consideremos que en estas fechas lo que realmente celebramos es el nacimiento de Jesús, es complejo competir con un el viejito dulzón y su bolsa de regalos.
Sin duda estas tradiciones arraigadas en nuestras mentes disfrazan la realidad de un mundo egoísta y desproporcionado en el reparto de la riqueza que junto con el consumismo nos obligan a salirnos de nuestro presupuesto para festejar y malgastar nuestros escasos recursos para enriquecer a unos pocos.
Sin embargo, yo no soy quién para destruir tus costumbres y muy a mi pesar me compete desearte una feliz navidad, aunque la vida duela