Al parecer la crítica de la época hizo todo lo posible por destruir la ideología monoteísta de Akhenaton. Crítica que por cierto tenía sus fuentes de poder en el sacerdocio ciento por ciento politeísta. Politeísmo en conveniencia con las entidades financieras dueñas del impuesto social y la propiedad de la tierra. Para el gobierno faraónico imponer el monoteísmo jamás significó, eso si, un suceso de fe y misticismo, tal como algunos creen. Antes que nada fue un instrumento político, encaminado en gran medida, a contener y desbaratar en lo posible la altanería sacerdotal…e impulsar la estabilidad del Estado.
Los sacerdotes insistieron contra el faraón sindicándolo de criminal y culpable de traicionar la fe de sus antepasados. Es que para el sacerdocio el monoteísmo no era otra cosa que la destrucción de su poder. ¿Permitirlo? ¡Jamás! El desear su muerte resultó un imperativo. Este suceso, ciento por ciento político, vale aclarar, es la única vez que aparece en la historia egipcia…Es verdad que el faraón gobernaba pero el sacerdocio imponía las razones del Estado.
El faraón fue sindicado de criminal y culpado de traicionar la fe de sus antepasados. El desear su muerte resultó incluso un imperativo. Este suceso, ciento por ciento político, vale aclarar, es la única vez que aparece en la historia egipcia. El objetivo tenía que ver, para Akhenaton, con la necesidad vital del detente socio político del sacerdocio que definía, la política gubernamental sobre las decisiones faraónicas.
Es verdad que el faraón gobernaba pero el sacerdocio imponía las razones del Estado. Por desgracia, Akhenaton no estaba preparado para lograr su gran intentona ideológica y política…Los 17 de su poder imperial fueron de soledad… en sus cuarenta de vida.
Muy difícil contrarestar, seriamente, la influencia de los templos. Hasta podía vivirse sin faraón, pero no sin el sacerdocio sinónimo de fe. Nefertiti, incluso, que aparentaba gran apoyo a las ideas de su esposo, solo era parte de una farsa contra Akhenaton. Y, claro, la implantación de su verdad monoteísta, sin reconocimiento social, fracasó con él.