21 noviembre, 2024

Trozos de vida

La semana pasa volando. Otra vez, como siempre. Los días, aunque monótonos, parece que se deslizan como agua entre las manos. Se van, así de rápido.

El día amanece y otra vez se esconde. Los recuerdos empiezan a tomar forma.

Esas charlas en el comedor al lado del fuego. Esos juegos de mesa a la noche, se tornan memorias. Esas risas mientras comemos, esas discusiones por quién pone o no la mesa, esos choques por querer cocinar varios a la vez, se van transformando en memorias. Se van acumulando en lo que somos o en lo que vamos siendo. Porque, aunque somos vamos en camino de ser también.

Esos olores característicos de cada hogar. Ese aroma particular a la torta que hacemos seguido. Ese abrazo porque sí entre padres e hijos. Esa lucha jugando entre hermanos. Esa sensación de confusión a veces por estar creciendo. Esas lágrimas compartidas. Esas peleas sonsas por temas irrelevantes. Esas películas de los viernes a la noche con pochoclos caseros.

Recuerdos, vivencias, sensaciones, olores que se van impregnando en nosotros, en cada uno, que van dejando huellas.

Esos momentos especiales a la noche, cuando me acosté y cae uno de mis hijos y se tira al lado mío y se generan charlas sinceras. De esas para no olvidar. Donde de repente un hilo de conexión aparece y se produce un entendimiento mutuo poco habitual.

Memorias, recuerdos, pedacitos de lo que vamos siendo. Trozos de vida.

La que nos construye, nos edifica. Lo que en el futuro puede cambiar el mundo.

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Alfredo Escala Maccaferri

Antonio Machado, el genial poeta español, decía en uno de sus versos: “Caminante no hay camino, se hace el camino al andar”, queriendo significar que el ser humano no viene al mundo con una ruta trazada sino que le toca hacerla. Algunos pierden el sendero al dejarse llevar de las pasiones o buscar única y exclusivamente el propio interés. Esos viajeros de la existencia pueden tener éxito momentáneo, pero, al no dejar ningún legado espiritual, poco a poco se pierde el recuerdo de sus existencias. Otros, en cambio, ponen lo mejor de sí en ir burilando una serie de obras en beneficio de sus semejantes. Cuando la labor no solo se refiere a una sola faceta, el beneficio social para sus semejantes es mucho mayor. Ejemplo de un hombre de múltiples méritos fue el Doctor Alfredo Escala Maccaferri quien falleció en esta ciudad en medio de la consternación de quienes lo conocimos y apreciamos al médico estudioso, bien intencionado e idealista que siempre fue.

Alfredo, venía profesando con singular conocimiento la ciencia de la medicina, cumpliendo con el juramento Hipocrático, siempre conservando la calma haciendo que su conducta inspire confianza al paciente. Discípulo de Galeno, Ambrose Paré, Miguel Servet, Pasteur y Lister había ganado para la profesión médica una alta reputación por sus conocimientos y por la importancia que le daba al aspecto ético.

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