Necesitábamos en casa algunos focos y fuimos a comprarlos al Supermercado.
No puedo entender cómo la humanidad pasó tantos siglos sin electricidad y dependía para alumbrarse, de un candil o de una vela, para no tropezar en casa o cuando salia a la calle en las noches.
Un famoso filósofo de la antigüedad griega, salía en las noches con un candil, como que buscaba algo, alguien le preguntó, ¿Que buscas ?, y él le contestó: “ESTOY BUSCANDO LA VERDAD”…
La palabra foco, como sustantivo, se hizo famosa con el tiempo para significar que alguien estaba pensando, se lo representaba como un foco, embolado junto a su cabeza.
Posteriormente, sobre todo en la época colegial, la palabra foco, se la utilizaba como advertencia. Algún compañero, le decía a otro que no había caído en cuenta: “ponte foco, que fulano le está echando ojo a tu enamorada”…
Antes de la existencia del foco, existía la industria de las velas, que tuvieron en el Ecuador mucho éxito económico, hasta que aparecieron los focos, muchas de estas industrias quebraron. Las velas, quedaron para alumbrar las Iglesias y los altares de los santos. De ahí el dicho: “No le pongas la vela tan cerca al santo, que lo quemes, ni tan lejos que no lo alumbre”.
Quedan poquísimos lugares en el Ecuador, que se alumbran con velas, en el sector rural, de la costa ecuatoriana, sobre todo.
La electricidad, se la utilizo, posiblemente desde principios del siglo XX, para refrigerar los alimentos, para preservar más días los alimentos.
Para preservar, los bananos de exportación, las empresas transportadoras crearon los contenedores, que mediante la electricidad, llevaban el banano congelado hasta los puertos de arribo y a los lugares de consumo..
Así es, cómo la electricidad se convirtió en el “instrumento” que más aportó al desarrollo de la humanidad, en los dos últimos siglos.
Recuerdo que cuando estaba soltero o recién casados, viajábamos a las Islas del Archipiélago de Jambelí donde mis suegros y unas pocas familias amigas tenían sus casas, para pasar el “invierno”. Ahí, en ellas, se utilizaban los candiles para alumbrarse en las noches. Sí había el sistema público eléctrico, pero sólo para las zonas públicas (postes con pequeños focos, que muy poco alumbraban). Recuerdo en Baños de Ambato, los focos de los postes, eran verdaderos adornos navideños, casi no alumbraban. La familia Romero, llevaba una planta eléctrica pequeña para mantener refrigerados los pescados y las carnes, pero de noche, para el juego de las cartas o para la conversación de chicos y de grandes se utilizaban las famosas “PETROMAX”, DE QUEROSENE.
ANTERIORMENTE, EN EL ECUADOR, EXISTÍAN LOS “PICAHIELEROS”, QUE SACABAN HIELO, DE LOS NEVADOS ECUATORIANOS, del Chimborazo, por ejemplo y lo vendían en las ciudades aledañas. Después se crearon las fábricas de hielo, en Guayaqui, que vendían las pacas con aserrín y envueltas en sacos de yute, para preservarlas del calor. Así se las enviaba a la Sierra, en los buses de pasajeros nocturnos, para su consumo, en tales ciudades.
En Salinas, era famosa la fábrica de hielo: “LA POLAR” que abastecía a la población y a los turistas. No se si todavía existe.
Con el desarrollo de la “Industria Blanca”, prácticamente, hay una refrigeradora, en cada hogar de los ecuatorianos, sobre todo en la Costa y en el Oriente. Cuando era chico, las tiendas de la esquina, eran las únicas que vendían las cubetas de hielo y los helados con un palito para sostenerlos, mientras nos lo comíamos.
Son tiempos pasados que vale la pena recordarlos, para que los conozcan nuestros hijos y nietos.
Debemos dar gracias a aquellos académicos y científicos, que con sus inventos, nos han ido facilitando la vida a través de los años.
¡Si así llueve que no escampe!