21 noviembre, 2024

No tengamos miedo de hablar de Jesús

Los jóvenes hoy piensan, sienten, sueñan, desean, anhelan paz, bienestar y vivir con todo. Aquí puede estar el problema para hablar de Dios, del Dios de Jesús y de Jesús como Dios y como hombre. Lo piensan, lo sienten, lo desean al estilo juvenil. El Todo se reduce a lo que ellos perciben o anhelan. Los adultos estamos estereotipados por conceptos, leyes, dogmas, y muy pocos han reflexionado en qué Dios creen, quién es Jesús realmente y para qué vino al mundo. Nuestro Todo está lleno de muchos todos y entra de todo, al final qué mismo tenemos, cómo mismo nos relacionamos con ese Dios, que para el cristiano solo lo puede conocer en Jesús, “impronta de su ser” (Heb 1:3), o “imagen visible del Dios invisible” (Col 1: 15ss), “quien me ve, ve al Padre” (Jn 14:8) y “solo me conoce y cree en mí, aquel que el Padre se lo revele” (Mt 11:25). ¿Cómo hablar de Dios y de Jesús hoy a los jóvenes?

Es importante tener algunos datos que nos dan los sociólogos: alguien ha hablado de la “juventud líquida”, que vive en una “modernidad líquida”, es decir nada es sólido, todo fluye, los valores, los principios, entre otros. Otro ha dicho que vivimos en una “sociedad cansada”, tanto estrés por conseguir los famosos bienes civilizatorios: los que producen la ciencia, la técnica, la educación, que se reduce al tener, consumir y ver a mucha gente frustrada por no tener esos bienes, por tener el último modelo del iphone, lap top, entre otros. Por algo el Papa Francisco habla que vivimos una “cultura del descarte”, se usa, se tira, me sirves mientras me conviene. Y por ello, propone una “cultura del encuentro”. Y si algo hacen los jóvenes es encontrarse, ayudarse, animarse y muchas veces embarrarse. 

Los jóvenes de hoy no son diferentes ni a los de antes ni a los de nuestra generación. Son lo que son porque los contextos y ambientes que hemos formados los adultos los hacen diferente, ¿cuántos padres no dan de todo a sus hijos para que no sufran como ellos sufrieron? ¿para que tengan la tecnología de último momento y privarles del ejercicio del pensar por sí mismo? (Por algo computación viene del latín com – puto que significa pensar con). Nosotros queremos y más con la IA (Inteligencia Artificial) que piense más rápido y mejor que nosotros. Para transmitir la fe en Dios, en Jesús o en quien creamos la clave no está solo en ¿cómo educamos? Sino ¿cómo reflexionamos lo vivido?

Propongo algunos tips que nos ayuden a quienes nos decimos católicos a repensar nuestra forma de hablar y qué tenemos que hablar a los jóvenes hoy. En la biblia hebrea DABAR es decir y actuar, y como decía José Martí “hacer es la mejor forma de decir”. Es la vía de la praxis que nos dará luz, cómo vivimos y una vez examinados tener claro como decía el Cardenal Martini “en qué creen lo que creen”. Materiales y grandes autores hay mucho, pero todos estamos llamados “a dar razón de nuestra esperanza” (1P 3:15) y nuestra misma naturaleza humana está llamada a aprender, comprender y emprender la realidad, como la vida en sus múltiples dimensiones y la dimensión espiritual es una de las maravillas que tenemos para volar, no dejar aplastar, reconstruir nuestras vidas, plantear metas y objetivos.

 

  1. Lo primero, no tener miedo. Este paraliza, engaña y atrofia nuestras capacidades y actitudes para valorar la vida y compartir lo mejor. Reconocer a Jesús vivo-resucitado solo es posible superando el miedo: “ánimo soy yo” (Mt 14:24-33), acoger la salvación que nos trae Jesús a través de sus acciones sanadoras, liberadoras, restauradoras solo se da cuando nos atrevemos a dar el paso de querer conocer a Jesús, de tocarlo y escucharlo; “tu fe, te ha salvado” (Mc 5:34).
  2. Antes de hablar sobre Dios o el Dios de mi experiencia, hacer lo que dicen los expertos del design thinking para solucionar un problema humano de forma innovadora, un mapa de empatía: poniendo en el centro a un joven escribir qué piensan, qué dicen, qué hacen, qué sienten, en este caso, sería sobre Dios y sobre Jesús, yo lo he hecho y oh sorpresa todo se reduce a la religión recibida en sus colegios, parroquias y casas. Hoy por hoy, para muchos jóvenes Dios es una idea y Jesús un desconocido. 
  3. La mejor forma de evangelizar hoy es compartiendo tu experiencia de fe y vida en pequeños relatos que hagan pensar cómo tu vida puede mejorar con fe que sin ella. No tengamos miedo de usar la tecnología, las redes sociales, la IA podemos usarlas para narrar cómo Dios ha arrebatado el corazón, mi encuentro con Él es real. 
  4. Y no hablemos mucho, acompañemos primero a los jóvenes, por algo dijo Jesús no se dejen decir “Padre, maestros, todos somos hermanos” (Mt 23) Y los jóvenes hoy ante que guías-gurus, necesitan hermanos mayores que transparenten la felicidad de una vida con sentido, de una vida de servicio.   

 

PARA PENSAR

¿POR QUÉ NOS CUESTA HABLAR DE DIOS?
Por miedo y falsas humildades

¿CÓMO HABLAR DE DIOS Y DE JESUS?
Compartiendo pequeños relatos de vida donde se muestre que es alguien importante para mi vida

¿QUÉ ES LO QUE MAS NECESITAN LOS JÓVENES?
Que los acompañemos.

 

 

  


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Muchas veces he tenido preguntas sobre cuál persona le conviene más a alguien, su pareja o la persona que dice que ahora le llena su vida. La respuesta es sencilla, acertada y rápida en el 99,9% de los casos. Poseo un simpático libro, escrito por Micheline Sandrel que se titula: “Diccionario del amante perfecto y del marido pasable”, en el que la autora asegura una verdad indiscutible: El o la amante puede ser una persona perfecta, pues sólo está con uno cuando esa persona y yo deseamos estar juntos, por eso, los momentos con él o con ella, son siempre alegres y maravillosos. El marido o la esposa, tiene que aguantarnos nuestros momentos de mal humor, y nosotros también tenemos que tolerar esos malos momentos.

Tu mujer o tu marido, conoce tus defectos, tus debilidades, tus errores, tus gritos, tus malos ratos y aún así está contigo… Tu amante conoce tu dinero, tus lujos, tus momentos de felicidad, tu sonrisa, tus caricias… por eso está contigo.

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