21 noviembre, 2024

Los hábitos hacen al monge

Aristóteles en el año 384 antes de Cristo en su mensaje a los jóvenes enseñaba:

El pensamiento condiciona la acción, es decir, lo que piensan condiciona la acción, la acción, determina el comportamiento.

El comportamiento repetido cien veces crea hábitos, el hábito estructura un carácter.

y la manera de pensar, ser y actuar del individuo y el carácter marca un destino ¡Que sabias palabras!

 

¿Qué hábitos se inculcan a la juventud hoy en día en los medios de comunicación tradicional?

La respuesta es obvia, las máquinas , la tecnología y la denominada inteligencia artificial etc., que nos parecen fenomenales que hay que aprovecharlas, porque todo progreso es fundamental, pero son solo medios no son objetivos

Nuestra sociedad y nuestro mundo en general es material, es de cosas que se pueden tocar, oler, saborear. En ese sentido el mundo siempre ha sido “materialista», porque siempre necesitamos cosas, por más espirituales que seamos.

Es decir, los hábitos que se inculcan a la juventud en el mundo entero y en especial en Ecuador, son hábitos totalmente materialistas, que desarrollan el ego, y el ego nos avoca a esta vida materialista a vivir de placeres, y los placeres al final nos inducen a la vida fácil, a la droga, al delito, a la violencia familiar, a la inseguridad ciudadana, a la infidelidad , al culto a las sectas religiosas, al fraude electoral, al narco tráfico, al lavado de dinero, a la pobreza cultural y al suicidio.

En cambio, si inculcamos hábitos propios del hombre en su sana naturaleza, como por ejemplo el altruismo, la empatía, el amor, la resiliencia, la bondad, el trabajo honrado, la disciplina , el orden , la ética, la moral, la solidaridad, en resumen, los valores, esta gente será libre y vivirá feliz, sin guerras y en paz en nuestras conciencias

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Maléfica

Como no puede ser de otra manera, para una madre trabajadora los domingos son de cine, y en esta ocasión los niños exigieron: “Maléfica”.

Como mis hijos son pequeños, estoy totalmente sintonizada con Disney, y el cuento de la bella durmiente, la dulce Aurora con sus cabellos de oro y sus labios rojos cual carmín, me lo conozco de memoria.

Ahora, ver la nueva versión del cuento de hadas de Disney, no pudo dejar de llamar mi atención, por la sutileza con que la película rompe los paradigmas clásicos y destruye ciertos estereotipos. Para empezar, lo que siempre creímos que era malo hoy ya no lo es, sino que es todo lo contrario. Hoy es bueno y con una bondad interior que, por lo general, tras las ropas negras no la vemos. Sólo espero que en la nueva película de Star Wars el lado oscuro de la fuerza no sea rosado.

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