22 noviembre, 2024

“Que la paz reine este nuevo año para Ecuador, Israel y el mundo entero”

Con esta insignia recibí el deseo de los Cónsules israelitas en nuestro Puerto-Guayaquil-

Un ave llevando en su pico una rama de paz y un corazón latiendo la palabra Shalom que significa paz, todo ello interpretando el saludo de los Cónsules de Israel en nuestro suelo-Johnny y Gad Czarninzky- “Que la paz reine este nuevo año para Ecuador, Israel y el mundo entero”

-Que así sea- Respondo cuando leo y releo el mensaje… haciéndome internamente la pregunta -¿Es que no hay paz, si solo se bombardean unos a otros los pueblos musulmanes y aún los cristianos entre sí…? Si no actúan con inteligencia gobiernos y gobernados, cuyo ideal se ha invertido en pleno siglo XXI, a luchar entre sí…

¡Israel! ¡Cuánto lo amé! Desde que puse, mis pies en su suelo, acompañando a la Primera dama del Ecuador-doña Eugenia de Febres Cordero…

Sembré un árbol en un bosque, con mis deseos porque se enraíce la paz en su tierra y el mundo entero…

Y hoy me pregunto ¿Subsistirán los cientos y hasta miles de árboles sembrados por los visitantes civiles y militares que lo hicimos en su tiempo?…

Adjunto una nota muy pequeña de diario El Universo en estos días, que la leo y releo diciéndome -Hasta cuándo hay pueblos del mundo que sostienen guerras entre sí creyendo que la paz se logra entre “operaciones selectivas y redadas contra sitios y milicianos de Hamás en la zona?…

Y la última noticia -El Universo 15 de abril-

¡Ataque de Irán a Israel!

-Tensión mundial por Oriente Medio, tras ataque de Irán a Israel-

El gabinete de guerra de Israel estaba reunido ayer en Tel Aviv para tratar sobre ataque del pasado sábado…

Mientras tanto, nosotros sigamos esforzándonos Por la paz del mundo.



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De Ida y vuelta

Iba en el taxi rumbo al aéreo puerto de Ezeiza en Buenos Aires, de vuelta a casa, y alcancé a ver en una esquina a una mendiga, pobre mujer que a pesar de su miseria me pareció ser muy organizada. En la esquina que aparentemente es “su casa”, tenía unos cordeles amarrados en sus extremos, de donde colgaba su ropa en completo orden. Tenía también grupos de periódicos colocados a los lados de la vereda, unas cajas y un tapete (en el que ella estaba sentada). Frente a ella, el momento en que la vi, había una maletita en la cual apoyaba unos cuadernos. En una de sus manos tenía un libro y en la otra mano un lápiz. Alcancé a ver que la mendiga leía luego subrayaba. Nunca es tarde para estudiar, pensé y no existe lugar inapropiado si queremos superar nuestras limitaciones.

Mi lugar para superar las limitaciones estaba a punto de ser abordado: el avión.

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