Así se los ha considerado, por el Alcalde AQUILES ÁLVAREZ, A AQUELLOS CIUDADANOS, que ofrecen sus productos al por menor, que se han tomado, un paso peatonal, de la vía a la Costa,( Av. del Bombero) antes del Km. 24. Hecho, que constituye una facilidad para los habitantes de las ciudadelas que usan ese paso peatonal,, en especial para los/as trabajadores/as domésticos y trabajadores artesanales, que por ahí transitan.
Recuerdo que años atrás, nadie quería utilizar ese paso peatonal, por cuanto en las noches eran oscuro y de día los malhechores los asaltaban, prefiriendo exponer sus vidas, cruzando a pie, esa gran avenida de dos vías, con buen volumen de automotores que la utilizan a gran velocidad. Incluso, recuerdo que un patrullero de la PP.NN., a las tres de la mañana, se estrelló contra un poste de esa avenida, en estado etílico, el chofer y sus acompañantes. Según se confirmó por las mismas autoridades policiales.
¿Que hacer entonces por parte de la Autoridad Municipal guayaquileña?. En mi criterio, Regularlos. ¿Cómo? Trazando una raya longitudinal, hasta donde puedan exhibir sus productos al granel, permitiendo el paso o la oportunidad de compra de quienes requieran de sus productos, el resto del ancho de aquel paso peatonal.
Por supuesto, deben estar presentes en el sitio un par de Agentes municipales, para cuidar que sus ventas sean las que se pueden vender legalmente en el comercio menor, un par de Agentes de la PP.NN., para que no expendan sustancias sujetas a fiscalización o cualquier otro producto de venta ilegal. Dos SS.HH portátiles al ingreso y salida de aquel puente peatonal, donde puedan hacer sus necesidades biológicas y la venta de agua embotellada, para calmar la sed, en estos días de intenso calor.
No se puede considerarlos como infractores, ni mucho menos delincuentes, a quienes por carecer de empleo, se las ingenian de vender ciertos productos comestibles o útiles escolares, para sobrevivir, sin dejarse tentar de los expendedores de sustancias psicotrópicas, por cuanto al parecer son gente humilde, pero honestas, que prefieren trabajar como informales, antes que vender drogas u otros productos ilegales.
Las Autoridades, deberán entender estas circunstancias reales de la población de menor nivel económico, del gran número de desempleados y de algunos sectores de la población que viven en condiciones de extrema pobreza, que son los que constituyen en la ciudad de Guayaquil, los grandes cordones de miseria.
Regularlos con firmeza para que no conviertan dichos pasos, áreas desaseadas o peligrosas, convirtiéndolas en lugares de trabajo honesto, que de seguro serán transitorias, en la medida que el país vaya recobrando su dificil situación económica.