21 noviembre, 2024

Querido Antonio

Seguimos sin entender qué pasó. Digo “seguimos” porque somos algunos, bastantes, según lo habrás constatado el día de la misa loca. Una celebración ecléctica a donde la tradición religiosa se mezcló con música rock and pop al violín. El sacerdote, benevolente, no pudo decir que no, al deseo de un moribundo quien pedía qué en lugar de llorar su muerte, sus familiares y amigos, celebremos su vida. 

Pero, ¿en realidad moriste? ¿Es en serio? Eso de no querer ser velado de cuerpo presente, deja sus dudas, ¿y si solo escapaste con tu bicicleta para que no podamos verte nunca más? Como sabemos, eras cómico, podría ser algo planificado con tu sentido del humor.

Tal vez te enteraste que un par de semanas atrás murió el otro Antonio. Un infarto al salir de la ducha y ahí quedó, desnudo y sin vida… 

Todos nos pusimos muy tristes, por él, luego por ti.  Te diré el por qué. Es una amistad de años, casi cuarenta. Una amistad de salidas de parejas de enamorados; íbamos en grupo a La Ratonera y bailábamos: “estoy tan enamorado de la negra Tomasa, que cuando se va de casa, triste me pongo…”

De los primeros, o el primero en casarse de ese gran grupo de amigos fue Victorino, se casó conmigo. Entonces el gran balcón de nuestro departamento del centro de Guayaquil, era el sitio ideal para la “preli”.  ¡Cuantos fines de semana divirtiéndonos ahí!

¿Y David organizando los partidos de fútbol en el Liceo Panamericano? ¿Las idas a la playa…? ¿Recuerdas todo eso? El matrimonio de Fabricio y Tily, cuando se tomaron la famosa fotografía del equipo de fútbol junto a los novios. El novio, Fabricio, es el otro al que tanto extrañamos, el amigo que ya no está.  Esa linda foto que Victorino y yo quisimos inmortalizar en el colage de fotos inolvidables en una de las paredes de la suite del estadio de Barcelona… Esa linda foto luce incompleta y dice: ya nada será igual.

Y, tus ¡tres matrimonios! Después de tanto buscar la pareja ideal, fue lindo saber que encontraste el amor de tu vida en Gilma que sujetó tu mano hasta el final… Algo que merecías por lo excepcional que eres, no me sale decir: que fuiste. Amigo, estás muy presente.

Tanto que hace unos días te recordé, en la playa, al escuchar a unos novios decir los votos; se casaron al pie del mar.  Mis recuerdos llegaron a ese día súper increíble para todos, porque nadie lo podía creer, ¡se casaba Carlos! Mientras la novia decía sus votos, con tanto amor y devoción, las miradas fueron hacía ti, porque llorabas como un niño, de la emoción que sentías… “¡míralo a Antonio, como llora!”. Suspirabas y hacías pucheros, las lágrimas rodaban por tus mejillas.

Últimamente, tu y yo estuvimos conversando por chat, te mandaba mis tips de terapias alternativas y esoterismo. Confié firmemente que saldrías de eso. El cáncer no te vencería, no a ti, que tenías tantas ganas de vivir. Así fue, nos diste un giro en tu bicicleta, decidiste tomar otro camino. El cáncer no te venció, eso está claro, quisiste dejarlo esperando, mientras él pensaba que morías, pedaleaste duro y con ganas hasta dejarlo lejos, te fuiste feliz, sonriendo como siempre, sobre una ruta ligera, al otro lado del sol. 

 

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2 comentarios

  1. Gran homenaje a un gran amigo….el gran Antonio que se fue, a buscar a su hermano y le hizo el «quite» al cáncer….lo dejó esperando como bien dices, pero se fue.

    Tomo las palabras de un gran amigo el día de esa misa ecléctica, «… como siempre, te nos adelantaste, para esperarnos…»

    Salud Antonio

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