Para escribir sobre este tema he sido bastante masoquista, la serie me dejó con algunos vacíos, por ello, seguí viendo un sinnúmero de videos del crimen perpetrado en el 2013, revivido por Netflix el mes pasado.
A pesar de que en los medios se conoce como «Caso Asunta», la policía española lo denominó «Caso Nenúfar», por la posición en que fue encontrado el cuerpo, y por el país de nacimiento de la víctima que coincide con la procedencia de estas flores.
El inexplicable asesinato de una niña de tan solo 12 años, cuyos padres fueron los únicos acusados, aún genera morbo dentro y fuera de España, mencionaré pocos detalles para no invalidar el suspenso que amerita.
El nombre original de la víctima era Fang Yong, nacida en la ciudad de Yongzhou (Hunan), tenía un año de edad cuando fue adoptada por el periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto Ortega (ambos españoles), quienes la bautizaron con el nombre: Asunta Basterra Porto. Este hecho causó revuelo en Santiago de Compostela donde vivía el matrimonio, al convertirse en la primera adopción de una niña china dentro de esa comunidad.
Considero que la reiterada visualización de los programas internacionales que hicieron popular esta historia, es porque en el fondo buscaba que alguno me diera la certeza que aún no encuentro, se ciernen sobre este caso muchas dudas que el tiempo no ha podido despejar. Un dato importante es que para la justicia española, al menos en esa localidad, el motivo para cometer delitos es irrelevante, solo focalizan su atención en el orden cronológico de los sucesos, los medios utilizados, la versión de testigos; en fin, todo menos el porqué.
Tengo demasiadas conjeturas que me perturban, sé que actos como este abundan en el mundo, y que entender la psiquis humana es una tarea complicada. Es mi posición de madre la que profundiza ese dolor sentido en el corazón, por lo abominable que resulta el comportamiento de ciertas personas. Desde otra perspectiva, pienso en el triste destino de la pequeña abandonada en un orfanato. Sus padres biológicos nunca aparecieron en escena, como suele pasar cuando la prensa investiga, tampoco eran relevantes para las autoridades.
Según las declaraciones de sus maestros, Asunta destacaba en el estudio, los idiomas, la música y el ballet, imposible conocer las intenciones de unos padres amorosos, al menos, hasta que los dos fueron coherentes con sus propias vidas.
Si este u otro suceso igual es abordado desde al ámbito espiritual, se encontrará una respuesta en «El Libro de los Espíritus» de Allan Kardec, a la pregunta: ¿Por qué la vida suele interrumpirse en la infancia?
«La duración de la vida de un niño puede ser, para el espíritu que está encarnado en él, el complemento de una existencia interrumpida antes del término debido, y su muerte suele ser una prueba o una expiación para los padres».
Desde este punto, lo que pasó con Asunta, afecta tanto a los padres adoptivos como a sus verdaderos progenitores, quienes deberán reparar los daños causados a la delicada nenúfar, en esta vida o cualquier otra. Conocer el porqué quedó en el limbo y es eso, precisamente, lo que ha mantenido vigente esta trágica historia.