Tenemos entendido que vivir la experiencia de un Work and Travel es una mezcla de sentimientos y sobre todo nuevas experiencias, ya sean buenas y malas, pero, vivir fuera de tu país por cierto tiempo y llegar a adaptarte a una nueva rutina laboral, en la que tu única responsabilidad es el trabajo y sobre todo la emoción de recibir los pagos por todo tu esfuerzo, tener la posibilidad de comprarte las cosas que normalmente no puedes y vivir una vida “adulta” y lo pongo entre comillas porque digamos que un W&T es vivir una vida de independencia fácil.
En el momento que esto se acaba, así sea que tú intercambio no haya salido como querías, el hecho de regresar a la realidad, regresar a seguir estudiando, a no ganar el dinero que ganabas en el W&T, regresar a la anterior rutina y dejar de ver a esas personas que siempre veías en el trabajo, que es muy probable que ya nunca se volverán a encontrar, si afecta.
En mi caso, que ya terminé mi intercambio y estoy a punto de regresarme a mi país, las dos veces que lo hice, tuve momentos buenos y malos, momentos en los que sólo quería regresarme a mi ciudad y otros en los que disfrutaba estar allá y ganar dinero; a pesar de esto, siempre al regresar a Guayaquil, sobre todo las primeras semanas me siento un poco triste de hacerlo y siempre me quedan ganas de volver a hacer un próximo proceso.
En mi caso a esto no le llamaría depresión, pero así es normalmente conocido por todos los J1, depresión post work and travel y se asegura que casi todos los que pasamos por esta experiencia, lo sentimos.