Voy a hacer una confesión, nunca he hecho una de esta magnitud. Tal vez he hablado del tema con una o dos amigas que sienten el mismo miedo, por lo menos ya no me percibo tan sola en este espacio.
Voy a hablar del miedo, de mi miedo. Y mi miedo más grande es que me falte mi padre, que muera, que no esté a mi lado, que no pueda abrazarlo, tomar su mano, escuchar su voz.
Papá y yo tenemos un vínculo que trasciende cualquier tiempo y espacio. Soy la niña de sus ojos y él es mi papi.
Me aterra pensar qué va a pasar cuando no esté, me reúso a pensar en mi vida sin papá, me da miedo. No sé cómo los otros que han atravesado este tipo de pérdida logran superarlo, los admiro.
Con mi esposo hemos hablado de la muerte, de cómo queremos que sean nuestros entierros. No quiero que se mal interprete, pero si quedo viuda seguramente tendré un dolor inmenso que me tocará superar porque tengo un hijo, no queda otra. También, si mi esposo muere puedo rehacer mi vida, es decir puedo tener otro esposo o pareja. ¿Pero si papá muere de dónde me saco otro papá? La muerte de un hijo ni la contemplo, porque claramente ese dolor debe de ser el peor de todos.
Mi papá es mi amigo, mentor, jefe, el abuelo de mi hijo ¿Cómo se van a llenar todos esos cargos cuándo no esté? He leído libros sobre la muerte, y cada vez que pienso en esto me doy cuenta de que no me han terminado de ayudar.
Admiro a mi mamá porque ella ya no tiene a su papá con el que tenía una relación como la que tengo yo con el mío. Ella un día me dijo que logro superar la muerte de mi abuelo porque no tenía nada pendiente, porque se habían dicho todo y vivieron al máximo.
Yo he vivido muchísimo con papá, y quiero seguir viviendo y deseo que mi hijo lo siga disfrutando. No quiero que la vida nos lo arranche ni a mí ni a mi familia.
Esta es una hija que habla desde el egoísmo, sobre todo porque la muerte no se puede canjear o negociar. Pero también hablo desde el amor, porque no sé cómo sería la vida sin el abrazo de mi papá. Todos tenemos derecho a tener miedo, nos toca trabajar para que no nos inmovilice.
Un abrazo a todos los que no tienen a sus padres vivos.
Un abrazo a todos los que no pueden tener una relación con su padre.
Un abrazo a todos los que comparten mí mismo miedo.
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