Claudia Sheinbaum Pardo, mujer de aproximadamente 62 años de edad, nacida en México en el seno de una familia judía secular de origen lituano y búlgaro, fue recientemente electa en calidad de presidente de su país, cuyo triunfo fue abrumador, equivalente a 2 a 1 contra su más cercano rival, en un país que cuenta ya con aproximadamente 130 millones de habitantes,
Sheinbaum Pardo es miembro fundador del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuya línea política progresista-socialista de ultra izquierda, es la misma a la que pertenece el presidente saliente de ese país, Andrés Manuel López Obrador.
Lo que no se esperaba, fue un triunfo similar en las Cámaras de Representantes de la gran mayoría de los Estados Mexicanos. Tanto los politólogos locales cuanto los politólogos externos, consideran que tal situación política es muy peligrosa, debido a que Sheinbaum tendrá una especie de cheque en blanco para tomar cualquier decisión en función de temas al interior y/o al exterior de su país.
Lo profundamente preocupante para nosotros, los Ecuatorianos, radica en las recientes declaraciones de esta nueva mandataria mexicana en respecto del impase entre nuestros países, quien el 13 de junio del presente, y sin titubeo alguno, expresó ante la opinión pública internacional a través de una rueda de prensa y en declaraciones a la cadena informativa EFE, lo siguiente:
“Esto no es un asunto de sentarse a platicar…para que pueda haber diálogo, primero Ecuador tiene “que dar el paso” de ofrecer una disculpa pública, tras el asalto a la Embajada mexicana en Quito, además de reconocer “el derecho de asilo” del exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, tal como pide México en la demanda ante la CIJ…”
“Hay un juicio, tiene que resolverse ese juicio. Si Ecuador asume lo que está pidiendo México en ese juicio, pues ya es distinto, pero tendría que cumplirse todo lo que está planteando México”.
Insistió además que “…está de acuerdo con la decisión del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de romper las relaciones con Ecuador, pues no es menor la agresión de Ecuador a México…”.
Resulta pues, nada difícil entender que dicha radicalísima posición pondrá cuesta arriba un proceso legal que; a decir verdad, muchos ecuatorianos no lo esperábamos. Me refiero al fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya en nuestro favor, del cual obtuvimos un satisfactorio resultado. Sin embargo, claro está, no todo quedó dicho, ya que en virtud de esos momentos procesales, aquello no fue ni es una resolución definitiva.
REFLEXION: Son por demás absurdas y reiterativamente humillantes las exigencias de México. En lo personal, poco o nada confío en la imparcialidad de determinados países miembros de las diferentes organizaciones internacionales, cuyos miembros tienen el poder de la voz y del voto.
Lamentablemente, a esos niveles, las presiones cuentan y se priorizan altísimos intereses, y es ahí donde México antepondrá todas sus estrategias, a fin de obtener lo que quiere. Como se dice coloquialmente: “Cuando llegue el momento en el que la diplomacia mexicana eche toda su carne al asador”.
De tal manera que los ecuatorianos esperamos una irrenunciable y sesuda representación de parte de nuestras autoridades y de nuestra diplomacia. Mas allá de las ideologías extremistas de López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum, así como más allá de las diferentes ideologías al interior de nuestro país; pues muy por encima de todo aquello, se debe anteponer nuestra dignidad y nuestro honor.
Que no se repita lo sucedido con el Perú, que dicho sea de paso, su pueblo y el nuestro, siempre hemos estado unidos a través de lazos de hermandad. Fueron los políticos de ambas partes, quienes descontextuaron aquellas ancestrales y conjuntas batallas en función de la victoria sobre la opresión española.
¡Alerta Ecuador, Alerta!
Estamos atomizados de grandes problemas relacionados con la delincuencia organizada, narcotráfico, actos de corrupción a diferentes niveles, asaltos, secuestros, extorsiones, etc., suficientes como para poder ocuparnos en resolverlos.
Rabiosamente, un grupo de políticos mexicanos quieren lo que por dignidad, honor y justicia no se le debe conceder. Por otra parte, éste grave problema no debe ser resuelto en virtud del prestigió o no de un presidente, por haber tomado drásticas decisiones…Por lo que este problema trasciende más allá de todo aquello…Este problema, repito, es de dignidad y honor de cada Ecuatoriano.
De darse las pretensiones de López Obrador y/o de Sheinbaum Pardo, entonces aquello quedará, una vez más, escrito históricamente en piedra…