Al observar en retrospectiva la historia del Ecuador, podemos vislumbrar claramente la huella de personajes que marcaron una estela decisiva en nuestra vida republicana y en la construcción de procesos democráticos que permitan ser el vehículo para que los ciudadanos puedan ver cristalizadas sus más profundas aspiraciones.
Y son precisamente estos caudillismos los que, bajo su liderazgo, dieron vida a las diferentes corrientes políticas que hoy vemos representadas en partidos políticos. Desde los inicios de la república, el conservadurismo y el clero marcaron la vida de los ecuatorianos. Personajes de la talla de Juan José Flores, Vicente Rocafuerte y García Moreno, marcaron las primeras páginas de esa naciente historia y que fueron determinantes en la construcción del pensamiento democrático.
A partir de la Revolución Liberal con Eloy Alfaro a la cabeza, nace una nueva corriente política: “El liberalismo”, que llego a contender con los Conservadores durante la mayor parte del siglo XX, pasando por el Populismo representado por José María Velasco Ibarra y las diferentes dictaduras que alternaron estos primeros intentos de instaurar procesos democráticos donde el ciudadano elija libremente a sus gobernantes.
Galo Plaza Lasso inaugura las primeras elecciones libres en el Ecuador en el año de 1948 y posteriormente, Velasco Ibarra funda el otrora partido Concentración de Fuerzas Populares (CFP) y Camilo Ponce Enríquez hace lo propio dando vida al Movimiento Social Cristiano, hoy PSC.
Luego de 8 años de dictadura militar, en el año de 1979 inicia una nueva etapa en la vida democrática del Ecuador hasta el presente, con figuras rutilantes como Jaime Roldós Aguilera, Leon Febres Cordero, Rodrigo Borja Cevallos, Sixto Durán Ballén, entre otros.
Para esta época (1998), los partidos políticos habían perdido la representatividad ante los ecuatorianos quienes, sumidos en una profunda crisis económica, la dolarización y el fenómeno migratorio que llevo a miles de compatriotas a abandonar su patria en busca de mejores días, dejaron de respaldar a sus líderes históricos y se creó un profundo desgaste en las estructuras partidistas de la época (PSC, ID, DP, MPD, PSE, entre otros) dejando un vacío en el escenario político y a sus militantes huérfanos de nuevos liderazgos que permitan el desarrollo de nuevos cuadros políticos. Esto fue caldo de cultivo para el surgimiento de Correísmo, con Rafael Correa Delgado a la cabeza. Diecisiete años después, nos encontramos en la misma encrucijada de aquella época, agravada por el narcotráfico, la corrupción en todas las esferas públicas, con 65000 jóvenes que dejaron de estudiar, con apagones que debilitan el ya endeble aparato productivo y económico del país, sistemas de salud colapsados y con líderes totalmente debilitados que no han permitido el desarrollo de nuevas figuras capaces de tomar la posta y asumir el desafío que enfrenta “El nuevo Ecuador”.
Los partidos políticos actuales se han convertido, en su gran mayoría, empresas electorales que se ofrecen al mejor postor en época de elecciones, y que poco o nada contribuyen al fortalecimiento de la democracia. Otros agonizan a la sombra de antiguos liderazgo que, por vanidad y falta de visión, no han permitido el surgimiento de nuevos políticos capaces de llenar ese vacío creado por sus propias vanidades orillándonos al marasmo que viven hoy los ecuatorianos.
Hoy, la historia se reedita, con personajes diferentes, pero con patrones similares a aquellos que nos prometieron un Ecuador de manos limpias y corazones ardientes, a los que prometieron “Un Nuevo Ecuador”, pero que, en la práctica, representa lo más oscuro y deleznable de las prácticas políticas de antaño, de los de siempre, de los que se robaron todo hasta la esperanza misma. Este tiempo de reflexión es fundamental para no volver a vivir esas oscuras páginas de la historia que enfrento a los ecuatorianos y nos dividió en facciones antagónicas que nos mantiene cada vez más alejados de alcanzar esa posibilidad de vivir mejor.
Solo el pueblo salva al pueblo, reza un famoso adagio popular, este tiempo es fundamental para entrar en una profunda reflexión. No podemos permitir que la historia se repita y empezar a elegir desde lo que más le conviene al país.
¡Nuestra gran pasión es y debe ser el Ecuador!!!, que no se nos olvide compatriotas.