Hace años, cuando vivía muy bien en Caracas –Venezuela (1996-2000). Escuchaba a economistas, politólogos e incluso sabios sacerdotes, en especial compañeros jesuitas, la necesidad de SEMBRAR EL PETROLEO, analizaban y compartían la idea de «sembrar el petróleo», término acuñado por el intelectual Arturo Uslar Pietri La siembra del petróleo no era otra cosa que la utilización de esos recursos obtenidos del petróleo para el fomento razonable de una producción nacional distinta y complementaria de la petrolera, y para la creación de toda la infraestructura necesaria para hacerla posible. Todos sabemos que no se llegó a concretar esa propuesta mucho menos en la época del chavismo ni del madurismo, que lo que se ha sembrado es hambre, miseria, migración y exponer a sus compatriotas a las peores humillaciones de la humanidad en la historia.
Hace más de dos mil años un campesino de Galilea, a quienes sus devotos lo reconocemos como Hijo de DIOS nos invitaba a SEMBRAR HUMANIDAD, gracias a sus múltiples parábolas que las usaba para dar a conocer cómo actúa Dios en la historia y qué es lo que el ser humano, el Oyente de la Palabra debe hacer para acoger esa Palabra y dar fecundidad, grandeza, fuerza, armonía y felicidad a su vida. Era casi la misma idea, sino que, en vez de sembrar productos, dinero, lo que JESUS DE NAZARET PEDIA Y PIDE A SUS SEGUIDORES es SEMBRAR HUMANIDAD. Sembrar el petróleo era pensar en la gente, invertir en el desarrollo humano sostenible.
Sembrar Humanidad, para nosotros es ser capaces de acoger un amor tan grande como el de Dios, de visualizar un proyecto tan inmenso como el mar o el infinito del cielo, EL REINO DE DIOS, y que puede entrar en un corazón tan chiquito como el humano y lo puede hacer tan amplio como la mirada al horizonte para señalarnos que la grandeza del ser humano está en una pequeña semilla, en un grano de mostaza y que el éxito de la vida dependerá de mi capacidad de cuidar esa semilla, de labrar, preparar, abonar, podar, regar la tierra pero que el éxito real no depende de mi esfuerzo, sino de mi capacidad de asombro ante las maravillas de la vida, de mi saber dejar ser y crecer la otredad de la realidad que se me presenta en la riqueza de su diferencia y en las alternativas que desarrollaré si capto el mensaje profundo de una parábola, de la historia de una vida sencilla que me enseña mucho cuando confío en la vida, que la maldad que vivimos en esta historia no es lo definitivo, que sé luchar y desarrollar lo mejor y que más que mi capacidad de entrega o esfuerzo es mi abandono y confianza al misterio de la vida lo que hace que el éxito de una vida fecunda se disfrute, se comparta. Esta es la sabiduría de Jesús.
La historia nos enseña que hay personas que aciertan a orientar su vida con sentido de manera noble y digna. La mayoría, sin embargo, se va deslizando hacia la indiferencia, el escepticismo y la vida mediocre. La crisis de la sociedad actual muestra el desinterés de muchos ante el dolor ajeno, los problemas del cambio climático, el ahorrar energía o pensar alternativas a otro modo de desarrollo, nos asusta la zona de pánico, no salimos de nuestra zona de confort, no interesan los grandes proyectos ni las causas nobles. Preguntar ¿cómo actúa Dios en nuestra historia hoy? Es preguntar cómo generamos humanidad y vida digna hoy.
Hoy el modelo humano que se desarrolla, es el libertino, el que busca solo su interés o que se respete su individualidad, el soltero (single) como modo de vida, pues no quiere obligaciones ni dependencias, pues prima la libertad y la autonomía humana. Estamos perdiendo como humanidad la capacidad de sentir y expresar amor. Prima Narciso, sobre Prometeo en nuestra sociedad. Pero, un Narciso ensimismado. Las palabras de León Tolstoi nos deben interpelar con fuerza: “Se puede fabricar ladrillo, plantar árboles, forjar hierro sin amor. Pero es preciso tratar con amor a los seres humanos… Si no sientes afectos por los seres humanos, ocúpate de lo que sea, menos de ellos”. ¿Qué profesión estará libre de ocuparse de los seres humanos? ¿los médicos, los educadores, los agricultores, los abogados etc, etc? Dicen que las ciencias exactas, las de abstracciones y solo números piensan solo en ellos. ¿es cierto? ¿qué hacen con el dinero los que ganan dinero? ¿no tienen familia?
Sembrar Humanidad hoy es más necesario que nunca no tanto para preocuparnos por ellos, yo puedo pasar rezando todo el día y no ocuparme de los humanos. La multitud seguía a Jesús, y Jesús se ocupaba y preocupaba de ellos, esa es la característica del Reino de Dios, la gente primero. ¿Tienes claro, querido joven, qué tipo de profesional desear ser? Lo esencial de la oración de Jesús es: “VENGA TU REINO, PADRE”.
¿Podremos valorar las pequeñas cosas y los pequeños gestos? No nos debemos sentir ni ser héroes ni ser mártires. Lo que hoy necesitamos es poner un poco de dignidad en nuestro pequeño mundo. Un gesto amigable al que vive desconcertado, una sonrisa acogedora al solo o al triste, una señal de cercanía a quien comienza a desesperarse, un rayo de pequeña alegría a un corazón agobiado. Son pequeñas semillas del Reino de Dios que todos podemos sembrar en una sociedad complicada y triste que ha olvidado el encanto de las cosas sencillas y buenas. Pequeños gestos, logran grandes cambios.
PARA PENSAR:
¿Qué necesitamos sembrar para construir una nueva sociedad?
Sembrar Humanidad
¿SE PUEDE SEMBRAR HUMANIDAD EN UNA SOCIEDAD ENSIMISMADA-MIEDOSA?
Solo abriéndonos y acercándonos al que sufre, al que está solo.
¿Qué TIPO DE PROFESIONAL SE NECESITA?
El que tenga claro el para qué sirve su profesión: ¿para sembrar humanidad o dinero?