21 noviembre, 2024

Guerra avisada…

Cada vez se vuelve más evidente cuál es el comportamiento de aquellos que practican eso que ellos mismos denominan “socialismo del siglo XXI”, que nace en 1996 de la teoría conceptual presentada por el sociólogo alemán Heinz Dieterich y recibida con singular alegría por los Castro en Cuba y Hugo Chávez en Venezuela. Lo hacen, según estudiosos, “para diferenciarse de los errores y desviaciones del llamado ‘socialismo real’ del siglo XX en la Unión Soviética y los países del Este europeo”. Al principio se constituyen en el conocido Foro de Sao Paulo y luego lo amplían con el Grupo de Puebla. En ambos casos sus miembros se declaran demócratas, sin embargo, varios de ellos son amigos de gobiernos totalitarios y contar con el jubiloso respaldo de los máximos exponentes del comunismo en la tierra.

Hugo Chávez gobernó Venezuela desde febrero de 1999 hasta su muerte en marzo de 2013. En su testamento político ordenó que lo debía suceder Nicolás Maduro y éste, primero, asume interina y después oficialmente la presidencia hasta la fecha actual. Ya han transcurrido 11 años en el poder, y 25 en total, con los 14 que estuvo Chávez. En las últimas elecciones, el 28 de julio anterior, Maduro “gana” con escandaloso fraude. Su mandato debería concluir el 2030, sin embargo, eso es incierto. Ahora mismo la situación es muy difícil. Aun a costa de la criminal represión, las calles han sido tomadas por los venezolanos que reclaman la victoria electoral del candidato Edmundo González, que contó con el apoyo total de María Corina Machado, quien al principio fue la candidata escogida por las organizaciones de oposición política, pero que Maduro, a través del Consejo Nacional Electoral, no le permitió participar en la contienda electoral.

El gobierno ecuatoriano, como muchos de América y los demás continentes, no han reconocido el triunfo de Maduro. Además, los presidentes de izquierda como Lula de Brasil, López Obrador de México, Boric de Chile y Petro de Colombia, “exigen” la presentación de las actas electorales, como sí lo ha hecho la oposición y sobre cuyos resultados se declara triunfadora. Sin embargo, la posición de Lula, López y Petro no genera confianza; sí, muchas dudas. En Ecuador, también la Asamblea Nacional rechazó “las elecciones fraudulentas, represivas y engañosas”. Hubo 78 votos a favor de la resolución. Sólo los 34 asambleístas de la Revolución Ciudadana votaron en contra, y 3 de Pachakutik se abstuvieron. Los que votaron en contra, pidieron respetar los resultados proclamados alegremente por el Consejo Electoral, tal cual lo hicieron sus máximos líderes.

La posición asumida por este grupo político en Ecuador, que ya gobernó entre 2007 y 2017, es clarísima. Revela de cómo entiende que se ganan las elecciones y cómo se gobierna. Chávez en su momento y después Maduro son para éste un el modelo y ejemplo de cómo ejercer el poder y mantenerse en él por tiempo indefinido. La democracia que invoca Venezuela, también Cuba y Nicaragua, no es sino la trampa que usa el socialismo del siglo XXI para a través de elecciones fraudulentas perpetuarse en el gobierno nacional. Los ecuatorianos no merecen ser engañados nuevamente.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×