Entre las cualidades que posee el ser humano existe una que muchas veces es difícil de encontrar sobre todo en estos tiempos que el mundo está atravesando. La cualidad a la que me refiero es: la GENEROSIDAD.
¿Y por qué digo que en la actualidad es difícil de encontrarla? Porque estamos viviendo en un mundo convulsionado que nos hemos acostumbrado a vivir solo para nuestra individualidad.
No nos interesa lo que pasa afuera de nuestra mirada vivimos exclusivamente para nosotros, el resto que se pudra dirían muchos. Esto no significa que no hay golondrinas revoloteando que ayudan y se comprometen para sacar adelante a mucha gente que lo necesita.
Este compromiso que sienten en su interior muchas personas para ayudar al resto de sus congéneres la llamamos Generosidad, que es la cualidad que se caracteriza para que las personas tengan la disposición de hacer el bien, para prestar ayuda a los demás de modo honesto y lo importante sin esperar nada a cambio.
Una persona generosa es un ser altruista, también podemos decir que es generosa solidaria y que actúa siempre con el deseo de hacer el bien.
La generosidad se entiende como un valor que no atiende únicamente a las cosas materiales, sino que dedica su tiempo y persona para ayudar a los que la necesiten.
Una persona generosa no mide el tiempo que va entregar en una ayuda, a ella le interesa que la persona que lo recibe se sienta feliz, que su estado anímico se mejore, que cambie de actitud, que si está decaída cambie su forma de pensar y vuelva a sonreír.
La persona generosa es siempre feliz porque trata de que las personas a su alrededor vivan la paz que ella emana.
Pero a veces la generosidad cuando es en demasía trae consigo muchos problemas. Pondré un ejemplo, muchas personas se sienten incómodas cuando se encuentran con personas generosas y les dicen que no necesitan de ellas absolutamente nada.
Otras personas abusan de la generosidad y se convierte en chupadores de energía y de todo lo que esa persona puede ofrecerles.
Existen varias formas de expresar generosidad: Saber escuchar, dejar que la persona que necesita hablar diga todo lo que quiera y simplemente nosotros nos dedicamos a oírla… de esta forma dicha persona se siente apoyada.
Hay que aprender a dosificar la generosidad ya que no suele ser entendida y suele causar problemas sin límites. Inclusive en la familia tenemos que aprender a dosificar la Generosidad ya que nos juzgarán en forma negativa.
Hay que aprender a ser generoso, pero sin exageración, podríamos decir en forma dosificada.
Ser generoso es algo que vale la pena ser, pero tenemos que recordar que también tenemos que aprender a dar y recibir lo que los demás desean darnos para ayudarnos, sea en forma material, dinero ropa obsequios o en forma hablada consejos palabras de aliento etc.
La generosidad también es aportar en causas benéficas en ese caso las personas no lo toman a mal porque no es dedicado a unas cuantas personas sino a muchas en general.
Puedo seguir escribiendo sobre la generosidad, pero todo tiene un final por lo tanto diré:
TENEMOS QUE SER GENEROSOS PERO DOSIFICADOS.
Muy buena reflexión, ser generosos de manera transparente y desinteresada.