CAPÍTULO ESPECIAL MERECEN: ALFREDO PINO, PULUCHO SALAME, OTTO YCAZA Y ALFREDITO COELLO.
Alfredo Pino, era el mayor de la clase, JUNTO CON PULUCHO, HACÍA EL ESFUERZO QUE PODÍA PARA PASAR DE AÑO, pero nuestro profesor de matemáticas, el Sr. Escandón, lo llevó a cambiarse de colegio para graduarse de bachiller. Trabajó con su padre, en la empresa de su tío Antonio Pino Ycaza, en el área de reparación de llantas, en una oficina al sur de la ciudad. Vivió algún tiempo en Quito, donde se casó con una dama quiteña, se divorció y volvió a Guayaquil, pero enfermó y falleció.
Pulucho Salame (Félix), era un gran deportista, jugaba básquet y futbol, excelentemente, fue parte del equipo de Básquet de Oriente, el mejor de su época, alto, fuerte, muy trabajador, desde muy joven, por cuanto se casó cuando aún no terminaba el bachillerato. Generoso, hasta la médula de los huesos y justiciero con los más débiles. Estudió economía en la Universidad de Guayaquil, Se casó en segundas nupcias con Pucha. Actuó con mucho éxito en el ramo de seguros, tenía su propia empresa aseguradora (intermediaria de seguros). No se cuidaba con la comida, enfermó y murió.
OTTO YCAZA, también fue nuestro compañero de aulas en el Javier, gran deportista, amaba el básquet y las grandes Ligas norteamericanas. Estudió derecho en la U.C.S.G., se graduó de abogado, pero no ejerció su profesión. Quiso participar en la política, pero se disgustó con el Dr. O. Hurtado y se dedicó a la ecología, era enfermo en materia ecológica, por cuanto había leído mucho sobre estos temas. Su caso tardíamente con una extraordinaria sicóloga, pero no tuvieron descendencia, se divorciaron. Vivía últimamente en una de las ciudadelas en Samborondón, junto con su hermana Titania, está bien de salud, pero muy poco se lo ve, no sale, tiene una pequeña dificultad para caminar. Esta muy alejado del grupo de compañeros y no asiste a las reuniones últimamente.
ALFREDITO COELLO, así lo llamábamos en el Colegio, fue mi compañero desde el IPAC, toda la primaria y luego la secundaria en el Colegio Javier. Nació con alguna dificultad para movilizarse, pero lo hacía sólo, desde su casa, muy cerca del IPAC, tanto en la mañana como en la tarde. Alfredito, tenía la esperanza de curarse, pero los esfuerzos que hizo su padre fueron en vano, era una enfermedad incurable. Finalmente, se traslado a vivir en Urdesa, en una villa de una sola planta. Ya andaba en silla de ruedas permanentemente. Yo lo iba a visitar de cuando en cuando y con su empleado lo llevábamos a pasear, en su silla de ruedas. Falleció un fin de semana y ninguno de la promoción se enteró, salvo OTTO, que vivía a la vuelta de su casa y asistió a su velorio.
Creo que ahora sí ya no nos falta ningún compañero de la promoción. Sólo nos queda volvernos a reunir, para reírnos y seguir viviendo.
BRAVO POR TODOS ELLOS Y SUS DIGNAS ESPOSAS. UNA FUERTE ABRAZO A LA DISTANCIA.