La historia de amor entre John Lennon y Yoko Ono generó controversia desde su inicio y, con el paso de los años, se han expuesto posturas contradictorias sobre cómo realmente se dieron los hechos. Lo único cierto es que él estaba casado con Cynthia Powell cuando todo comenzó.
En uno de los múltiples reportajes sobre Lennon, se conoció que en el acuerdo de divorcio, se destinó una pequeña cantidad de dinero a Powell, por lo que ella, al poco tiempo quedó en la ruina, razón que la obligó a reajustar su estilo de vida para mantener a su pequeño hijo Julian, de tan solo cinco años. Una de las primeras decisiones que tomó fue vender las cartas y dibujos que el adolescente John le regaló, mientras eran una pareja enamorada. Según testigos, el cantante desbordaba su pasión en sus escritos y terminaba siempre con la frase: «Te amo, Cyn».
Me hubiese gustado ser lectora de las confesiones del artista, ya que yo también escribí y recibí misivas en esa etapa de vida donde el amor no entiende de egoísmos ni rencores solo que, a diferencia de Cynthia, mi determinación por deshacerme de ellas fue incitada por la decepción de una relación infructuosa.
El valor que para ella representaban esos recuerdos estuvo ligado a lo económico, ya que logró venderlos por una significativa cantidad de dinero; en cambio para mí fue desprenderme de palabras escritas desde el corazón, y borrar cualquier vestigio de aquellas promesas adolescentes lanzadas al viento.
Obviamente, comparar la fama de ambos remitentes sería absurdo porque estaría en gran desventaja, lo único que puedo decir a favor de quien en su momento me escribió con la sinceridad de sus sentimientos, es que su frase final era tan emotiva como la de Lennon.
No puedo imaginar la sorpresa que se llevaría Cynthia, al recibir sus invaluables tesoros por correo, perfectamente enmarcados y con una nota que decía:
Nunca vendas tus recuerdos
Con cariño, Paul McCartney
Si bien es cierto que McCartney pagó una pequeña fortuna para que Cynthia y su hijo no tuviesen carencias económicas, esa acción fue motivada no solo por el dinero, sino además para preservar esa fracción de tiempo en el que vivieron los fugaces enamorados, creando su propia y única versión de amor, la cual Lennon plasmó en papel; escritos y dibujos que se convertirían en un legado invaluable de recuerdos que, afortunadamente, Cynthia recuperó gracias al noble gesto del compañero artístico y amigo de su exesposo.
En mi caso, la edad, las circunstancias y los sentimientos adversos impidieron valorar aquellas gratas memorias y, aunque la nostalgia se encarga con frecuencia de hacerles justicia, nada ni nadie puede devolverme lo que el fuego redujo a cenizas.