23 noviembre, 2024

Los Czarninski – Baier

Conocí hace muchos años a Don Alfredo Czarninski (+) y a doña Ruth Baier (+) .ambos llegados al ecuador, huyendo del magnicidio Nazi.
Se dedicaron al comercio en la ciudad de Guayaquil y establecieron su primer local comercial, en la av. 9 de octubre, entre la Av. Boyacá y la calle  garcía avilés. su nombre comercial fue “el rosado”. importaban peruginas italianas deliciosas, para luego preparar unos sándwiches, también muy sabrosos. terminando por establecer su primer local, como supermercado, ampliándose hasta la calle Vélez, y hasta la esquina de la av. boyacá, por haber adquirido el edificio de madera esquinero de los plaza, donde construyeron un gran edificio de cemento armado, asi como los edificios aledaños, en sentido contrario, sobre la misma calle vélez.
También conocí muy bien a los hermanos de doña Ruth, bastante jóvenes cuando llegaron al ecuador. estos dos hermanos, se dedicaron inicialmente a vender pan de dulce, en unas bicicletas alemanas (sin tubo para sentar a un acompañante) y con dos grandes canastos al lado y lado de ambas bicicletas, recorrían ciertos sectores de la ciudad, a la misma hora y por los mismos lugares. como no hablaban bien , el español, pronunciaban “pan de duche”. la ciudadanía los identificó como “los duches”.
Posteriormente, los hermanos Baier, se dedicaron al comercio y establecieron un almacen de camisas, en un local de planta baja, sobre la calle chimborazo, frente a tía:  “la concordia”.  años después, construyeron una casa de tres pisos, frente a la calle josé a. campos (Zaruma) y en la planta baja y en el mezzanine, establecieron una fábrica de camisas. en el tercer piso vivíamos los calderón-calderón, (como arrendatarios).
Mi padre, era buen amigo de don Alfredo  y lo orientó en los asuntos comerciales y mi tío Ec. Abdón Calderón Muñoz, en el área aduanera-arancelaria.
Los hermanos Baier, realizaron un viaje a los lugares santos y de regreso me trajeron a regalar, una pequeña cruz de madera, que todavía la conservo, que siempre me acompañaba en mis viajes aéreos a la ciudad de quito, en tiempos de los aviones con hélice.
De pronto los hnos. Baier, vendieron el almacén de camisas, vendieron la fábrica y la casa donde vivíamos y se marcharon a n.y., según me indicaron. nunca más volvieron y les perdí el rastro. no se si viven todavía.
A Johnny c., no lo conocí, solamente se de él, sus exitosos logros comerciales, continuando con  lo realizado por su padre y llegando a crear 300 diferentes establecimientos de alimentos no preparados, para los distintos segmentos sociales, logros, que los leí en los comentarios, por el celular, del ing. Fernando Mosquera y en la columna de opinión  del  columnista de el universo de guayaquil, el Ing. Roberto Aspiazu.
“Don Johnny”, como lo llamaban sus empleados, también se destacó en el área de la diplomacia, como cónsul general de Israel en la ciudad de guayaquil y por su generosidad manifiesta, en el terremoto del 2016, que tanto afectó a las provincias de Manabí y esmeraldas. también le donó a la ciudad un parquecito en urdesa, para consolidar la amistad del pueblo israelí, con el pueblo ecuatoriano.
Paz en la tumba del Sr. Johnny Czarninski y de sus padres. amen.

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