6 octubre, 2024

Orgullosamente subdesarrollados

Cuando conocemos que se contrata una barcaza sin haber hecho los estudios de suelo para el anclaje; cuando un dron destruye el techo de la Roca y nuevamente lo hace otro, pensando que es un evento aislado y no se requiere estar en alerta; cuando se instalan radares en el montañas de Manabí para identificar avionetas de narcotraficantes, no se los protege y pocos días después son destruidos; cuando hay 17 precandidatos a la presidencia, conociendo la mayoría que con suerte recibirá menos de 5% de la votación; cuando un referéndum a nivel nacional termina con la explotación petrolera del Yasuni, sin darse cuenta del enorme perjuicio económico y social para Ecuador y miles de trabajos directa e indirectamente se perderán. Como consecuencia del desacierto tomará más de 5 años trasladar en gabarras todas las instalaciones desarmadas y una cantidad mayor en el traslado del material pétreo. Cuando personas bajo investigación o llamados a juicio ocupan cargos públicos; cuando las sentencias son insignificantes comparadas con la gravedad de los delitos cometidos; cuando vivimos de improvisación en improvisación, cuando tenemos décadas sin solucionar la gravísima falta de energía y muchísimos cuandos más,  debemos concluir que vivimos en Absurdistan y que la sociedad ecuatoriana se siente orgullosamente subdesarrollada en todo. No sentimos vergüenza en elegir a incapaces y corruptos, no hay rubor en los poderes de justicia y legislativo. No hay interés en prosperar, ni elevar el nivel cultural y económico del ecuatoriano.

Hace más de medio siglo regresé del exterior graduado de universidad y lleno de optimismo de que llegaría a vivir en un país próspero. A mis casi 80 años me siento defraudado de que en los pocos años que me quedan de vida, no veré lo que anhelaba. Todo lo contrario, en moral, valores y ética hemos ido para atrás. Ecuador se convirtió en país de migrantes de todas las clases sociales, no solamente los que tienen que atravesar el Darién. Los jóvenes que estudian en el exterior ven la forma de quedarse y los que estudian en el país emigran. Hace una semana, otro guayaquileño graduado de universidad viajó a Australia a buscar un futuro que no lo encontrará en Ecuador. Su primo lo hizo antes.

 



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