5 octubre, 2024

La sociedad del cansancio

¿Te has hecho esta pregunta: por qué estamos tan cansados? O ¿has sentido que el trabajo nos está consumiendo? ¿Cuántas veces te has dicho que no tienes tiempo para hacer lo que te gusta? Algunas razones nos invita a pensar el libro del filósofo surcoreano HAN, Byung-Chul (2013): La sociedad del cansancio, Barcelona: Herder Editorial. 

No nos vayamos muy lejos y pensemos en las nuevas enfermedades neuronales de nuestros jóvenes. Una señorita de quince años, inteligente y hermosa sufrió esta semana del síndrome del cansancio, por estrés, angustias de muchas materias, muchas actividades que debe hacer cada día o cada momento (multitasking, llaman a este, trabajar en una computadora, atender el celular, escuchar música, cosas de la casa, pensar en el novio o el chico que le gusta, en el partido de fútbol, en los nuevos profesores, entre otras cosas, y todo eso en el mismo instante). Síntomas, dolor fuerte de cabeza, insomnio, dolor de estómago, rigidez muscular. Después de varios exámenes y consultas llegaron al agotamiento por hacer varias cosas a la vez y exceso del celular. Receta, remedios fuertes por unos días, masajes y usar solo dos horas al día el celular. ¿Qué pasa con los adultos de hoy? ¿QUÉ ES LO QUE ESTAMOS HACIENDO EN ESTE MUNDO QUE ME QUITA EL TIEMPO, PERO AL CUAL GUSTOSAMENTE LE ESTAMOS DANDO EL TIEMPO?

Byung-Chul Han nos habla de un “Prometeo” cansado. (el mito del águila que devoraba el hígado de Prometeo, pero que no acababa nunca). Con esta metáfora explica la situación que estamos viviendo hoy. Todos tenemos un cansancio, un dolor profundo y al mismo tiempo un mecanismo que neutraliza ese dolor. Un ejemplo es el proceso de trabajo permanente, que cansa, estresa a eso llama AUTOEXPLOTACIÓN. La nueva actitud que toma el sujeto de rendimiento en el siglo XXI. Trabajar sin parar, para buscar un objetivo propio. 

Ya no estamos en la dialéctica marxista para entender la sociedad del amo y esclavo, que era lo otro de él mismo. Hoy nos exigimos a nosotros mismos, nos ponemos lograr objetivos de éxitos, que muchas veces no podemos lograr. Uno mismo es jefe y al mismo tiempo el propio esclavo. Resultado, es una sociedad que nos condena a una combinación perfecta entre autoexplotación, diversión infinita y nuevos depresivos. 

En el siglo XX el sujeto ilustrado del proyecto de la modernidad llega a su máxima expresión en el “HOMO CONSUMMENS” Y EL “HOMO LABORENS”, vivimos para producir y consumir. Hoy siglo XXI nos entendemos con el HOMBRE/MUJER DEL RENDIMIENTO, se entiende la vida como un siempre SI, como una permanente positividad, que aniquila la negatividad o el no se puede, para dar paso al SÍ SE PUEDE. 

Los síntomas que se ven en las personas son los que tienen déficit de atención, hiperactividad, depresión, bronout (el quemarse), como reflejo de no querer lograr lo que se quiere y se constata que nunca hubo tanta gente depresiva como hoy y a la vez, nunca se tuvo mensajes tan positivos como en la actualidad. Abunda la autoayuda, las buenas vibras, los couchings (motivadores) espiritualidades de paz, armonías, religiones lights sin cruz ni Cristo.  Pero hoy estamos más cansados, desesperados y deprimidos. 

Ya el filósofo francés Michael Foucault, quien describía la sociedad disciplinada en donde en pleno siglo XX lo que abundan son hospitales, cárceles, cuarteles, psiquiátricos, instituciones de poder que garantizaban la productividad, la paz y el orden de una sociedad industrial que disciplinaba al que no era normal, que excluía al distinto. 

Hoy en el siglo XXI, observamos otros lugares gimnasios, oficinas, centros comerciales lugares que muestran rendimiento más que disciplina. Ya los griegos apreciaban la gimnasia para distenderse. Hoy en nuestros gimnasios se habla de rutinas, horarios y alto rendimiento, romper marcas. Surge una combinación excelente entre autoexplotación, automotivación, rendimiento y disciplina aplicada a lo que debe distendernos. 

Byung Han, cita a Hanna Arendt, en “La Condición Humana”, donde dice que lo esencial de la condición humana es la acción, pero esta no se puede reducir solo a la actividad laboral y que, según el contexto, el “homo laborens” de hoy tiene mucho ego, que se cree su propio jefe, se define así mismo como aquel que es dueño de su destino, es libre para ejercer su trabajo solo, crea una marca personal y se siente realizado cuando en realidad está autoexplotándose. 

¿Qué podemos hacer hoy para recuperar al verdadero ser humano? Podemos sintetizar el pensamiento de HAN, en recuperar el “ocio” que ayudaba a la contemplación, es decir la vida teorética de los griegos. Darse tiempo para pensar. Tener claro los males de la época: exceso de trabajo, exceso de expectativas, imposibilidad de decir que no, abundancia de motivación y autoayuda, y las infinitas posibilidades de poder proyectarse en una marca personal dan como resultado un sujeto cansado. 

El darte un tiempo de ocio para pensar ayuda a concentrarte, el avance de la humanidad se dio por resolver un problema a la vez. Lo potente de la condición humana es la concentración. Para ello, debemos recuperar el NO, comprender que no se puede todo, somos limitados. No siempre debes decir sí. Debemos diferenciar lo disciplinario de lo distendido. La recreación, el descanso, la diversión son necesarios en sí, para luego trabajar, hacer otras cosas mejor. Tener claro que es lo más importante en la vida, el abrazo, el sentido de la vida, la amistad, el amor. 

PARA PENSAR

¿POR QUÉ ESTAMOS TAN CANSADOS?
Por el multitasking. Muchas actividades a la vez

¿QUÉ NOS QUITA Y EL TIEMPO Y GUSTOSO SE LO DAMOS?
Creernos Prometeos del trabajo y del consumo

¿CÓMO RECUPERAR LO HUMANO?
Saber decir No puedo todo. Darme el ocio del pensar y contemplar y gozar la vida bien.

 

  

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