23 noviembre, 2024

Las cosas importantes de la vida

Cuando el país se va por el barranco, entre la violencia, el desasosiego, los cortes de luz, el estiaje que encarece todo, los incendios forestales que nos ponen en riesgo, usted querido lector me tendría que leer criticando la falta de previsión, la falta de empatía humana, la porquería de políticos que tenemos, punzando la dura llaga que nos aletarga, o un sin número de sin sabores que nos deja el diario vivir. 

Sin embargo, en una misma semana se me ha puesto de frente a las cosas importantes de la vida, en esta semana partieron al oriente eterno, dos niños pequeños, uno el hijo de Karimé Borja (ex reina de Guayaquil), cuya historia personal me había conmovido y me hizo  seguir de cerca su lucha. Y por otro, tuvimos que despedirnos de un niño de mi propia familia, quien perdió su batalla contra una enfermedad, ambos casos se parecían en demasía, ambos tenían una manera distinta de amar, de tocar la vida de su familia y los que los rodean, ellos hablaban sin hablar. Y es ahí cuando me doy cuenta que a veces debemos simplemente parar y apreciar lo que verdaderamente importa en esta vida.

La gran mayoría tenemos problemas de todas índoles, a todos nos duele vida, cada persona es una historia distinta que contar, pero también tenemos alegrías que las volvemos efímeras porque tenemos esa maldita mala costumbre de dejar que nos amargue la existencia cualquier cosa insignificante, ¿que si se dañó la refrigeradora?, hay personas en el mundo que no tienen ni un alimento para el día, ¿Qué mi hijo le fue mal en un examen? Hay padres que darían toda su vida por un momento más enseñarles, y ahora con paciencia. A veces la vida nos enseña a vivirla de maneras más violentas que a otros, pero lo importante de estas enseñanzas es precisamente aprender a vivirlas al máximo, ninguna frustración o problema debe anteponerse ante nuestra actitud de vivir mejor, nuestro carácter no lo forma lo que nos ha pasado, sino que finalmente somos el producto de lo que decidimos ser.    

Los padres, en su mayoría, tenemos ese instinto de protección de manera natural, sin embargo, aunque aún no encajo en los deísmos, entiendo ese refrán que dice que “Dios no te da más de lo que puedes cargar”, supongo que aquellos padres que han tenido que enfrentar el dolor más extremo que pueda existir, tienen en su corazón algo mucho más fuerte de aquello que le decimos amor, a todos ellos tenemos que decirles: gracias. Gracias por enseñarnos que la pelea no se acaba hasta que hemos entregado hasta nuestro último suspiro, gracias por obligarnos a valorar lo mucho o poco que tengamos, por hacernos valorar cada minuto de vida a lado de lo que amamos. Esta vez, no me importa la política, esta vez quiero admirar a los valientes que han entregado todo por un día más de vida, no crean que su lucha es en vano, son el hilo que conduce el comportamiento humano a valorar y sentir, las cosas importantes de la vida. A ustedes, que se levantaron mil y un veces con el corazón hecho trizas, para darlo todo por otro ser humano, a ustedes valientes simplemente gracias por no rendirse. 

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