La trascendencia del Ecuador reposa bajo EU, cuyo Departamento de Estado (DdE) se ha pronunciado sobre Correa y Glas. Con lo imputado a Correa, sus desplazamientos aéreos podrían ser consecuentemente interceptados. ¿Quién impide a la DEA detener a Correa como a Alex Saab? ¿Acaso el propio DdE? Esa extemporánea lista, quizás inocua mientras se considera un asilo político para algún inelegible exlugarteniente de Correa, debió incluir a los narcogenerales referidos por el embajador Fitzpatrick, entre otros.
El triunfo de Lasso (2017) pasó desapercibido por el DdE. Moreno, perdedor, pero ungido al poder por Correa y posteriormente asimilado por la Casa Blanca, fue endosado a un exilio dorado en Paraguay para que sus trapacerías terminen diluyéndose. La proclamación de Lasso (2021), a costa del silencio de Yaku, tuvo también un peculiar sello estadounidense, tal cual sindéresis para una “república bananera”.
La historia recoge la creación de Israel (1948), más por la férrea voluntad de los judíos por constituirse políticamente en Estado, que por un intrínseco interés de los EU porque así fuera. Israel tiene hoy en EU, siendo recíprocos, a su aliado más valioso. EU es vital para el desarrollo del Ecuador, pero no concluyente. Casi 200 años como república pesan muy poco y no por culpa del DdE, que tampoco es necesariamente un aliado, pero quizás constituya el último bastión de soporte para un país que no consigue erguirse por sí mismo. Una nación que renuncia a su potencial termina accediendo solo a sus propias tinieblas.