21 noviembre, 2024

1954 como si fuese 2024, “pero condenado y al explotar”

Jesús o Isha pasó años en el Tíbet y la India, los R. Magos de Oriente sabían de su venida y no Occidente. Kirpal Singh: <La humanidad tendrá que aprender a un altísimo costo, sus diferencias los llevarán a la destrucción, todos quieren paz, pero se preparan para la guerra con ingentes recursos. Cuando llegue la destrucción se extenderá por todo el mundo con las bombas.
Hay antagonismo entre clase y clase, país y país y se busca dominar a los demás. Los actos “obscuros” aumentan día a día y se ha vuelto imposible para un ser humano correcto vivir en el mundo> En su pequeño libro de 1954, ¡Hombre, Conócete a ti Mismo!, el prólogo de B. Sena: <Mediante un gran esfuerzo de siglos, el hombre ha logrado en gran medida controlar las Fuerzas de la Naturaleza y ponerlas a su servicio.
Pero lamentablemente, debido a que este control ha llegado antes de obtener el Autoconocimiento: conocer su Ser o Alma (y a Dios Padre), y su convivencia con la humanidad. Todo lo que descubrió e inventos diseñados para el servicio de la humanidad, se han vuelto en destrucción y devastación. Dejando de lado sus ideas íntimas por la paz, siembra sin darse cuenta las semillas del odio, la diferencia de clases, la discriminación racial, las pasiones y prejuicios nacionales y la discordia mundial. Y la “Paz del Mundo” por falta de un entendimiento adecuado hoy pende de un hilo muy delgado. Las injusticias sociales y las desigualdades económicas han hecho que la gente sea escéptica de Dios y tengan desconfianza.
La “paz con las armas”, el miedo perpetuo y la impotencia en que vivimos no es un estado ideal. Deseamos una paz viva, basada en el amor fraterno y la buena voluntad, la confianza y respeto como hijos del mismo Padre Supremo.> Obscuros, extremistas, fundamentalistas y vendidos de derecha explotan al “Mundo Libre Democrático y laFamilia y la Fe en Dios Padre”.

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Cuando se produce algún tipo de desajuste en nuestro quehacer diario no hay nada más saludable y confortable que elevar los ojos al cielo y comprobar que lo que se mueve mucho más allá de nuestras cabezas lo hace con una exquisita dosis de equilibrio y serenidad.

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