21 noviembre, 2024

Sociedad de mentes débiles

Noticias nos llegan de todos los rincones y las tenemos aglutinadas en nuestra conciencia y subconsciente. ¿Acaso el negocio mediático ha evolucionado para mejor? Con su enorme poder y expansión ¿están contribuyendo al mejoramiento de la sociedad? En mi opinión, no. Una lástima, debería de ser parte fundamental de su existencia y la sociedad está llamada a exigirlo.

Estamos inmersos en un proceso de nuevo adoctrinamiento, hoy la producción de textos educativos es un oligopolio de 5 grandes compañías que manejan casi el 80% del material que reciben niños y jóvenes, además de los lobbies políticos locales que bajo las influencias de distintas ONG manipulan el contenido. 

Los medios de información se consolidaron en 5 consorcios, a nadie le resulta extraño escuchar una narrativa exacta a la del canal anterior, cada medio se ha tomado su lado de la historia. La norma ya no es informar, hoy es el show, son fuentes de entretenimiento y activismo, obedientes a una agenda corporativa y con ello el periodismo y la cultura quedaron sepultados.

Nos llegó el internet y se convirtió en el medio más efectivo para enterrar el sentido común humano y el nivel de discernimiento. Una foto acompañada de una frase superflua en las redes sociales pretende describir una realidad, esa es la norma de hoy para las mentes débiles, la mayoría no se toma el tiempo de leer una noticia completa o un editorial, ahondar en un párrafo, entender el mensaje profundo, formar la convicción individual ¿que está sucediendo con nuestras sociedades? ¿estamos mejorando nuestro sentido crítico? ¿estamos utilizando estos medios para auto educarnos? ¿estamos tomando mejores decisiones basado en la información que recibimos? estas son solo pocas de las preguntas que cada uno debería hacerse. 

Las sociedades comparten problemas similares, con distinto grado de severidad: pandemias, inequidad social, abuso corporativo, mafias bancarias, instituciones globales privadas interfiriendo con derechos civiles, manipulación mediática, entre tantos. ¿Cuál será la juventud que resolverá estos retos?

Modificar nuestros sistemas educativos desde su raíz es imperativo, de lo contrario estamos dejando a la juventud presa de este nuevo adoctrinamiento, cuya meta es dividir a la sociedad desde su núcleo. No nos sorprenda encontrar entre miembros de una misma familia a fanáticos defensores de los derechos de: gatos, raza blanca, aborto, vegetarianos, homosexuales, la lista es interminable.  Si los ideales de las sociedades eran: educar, unir, multiplicar, acordar;  está claro que las instrucciones subliminales de hoy son: adoctrinar, separar, dividir y antagonizar, respectivamente.

Aquel reflejo mental de encontrar el bien común en cada acción como individuos está casi extinto, pues hay que discrepar desde el único y pequeño extremo que se tenga, todo fue suplantado por el activismo mal instruido y fanatismo que reducen el ángulo de observación haciendo mentes menos objetivas y vulnerables ante sus instigadores. Niñez y juventud temerosa, obedientes sin análisis, manejados bajo la lupa del marketing global. 

¿Con que mentes se gobernara el futuro? sociedades presas del populismo, con mentes fuertes y educadas esos personajes nefastos ni siquiera existirían, he allí su desarrollo exponencial, no solo en aquellas sociedades catalogadas como “pobres” si no también en aquellas que admirábamos y las veíamos como el modelo a seguir.

El cuadro es preocupante y pocos se detienen a analizar lo que sucede. Cultivemos la investigación, el sentido crítico, el análisis, el cuestionamiento, enseñemos a nuestra juventud a entablar diálogos que unan a la sociedad a pesar de sus distintas visiones.

Desarrollar independencia educacional, debe ser pilar de cualquier gobernante, este será el primer eslabón de la revolución de las mentes fuertes.

 

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Ahora que soy grande, ¡quiero ser niño! La niñez, es la mejor época de la vida, y es absurdo renunciar a ella solo porque crecemos en edad y a veces en estatura. La niñez es una época que podemos llevar siempre dentro de nosotros, en la mente y en el corazón. Así enrumbaremos la vida por el camino correcto. Los niños, suelen no complicarse, siguen a la voz que habla desde el fondo de su corazón. Esa es la voz de la conciencia, la voz del alma, la voz de Dios. La misma Voz que dijo que debíamos ser como niños para entrar al Reino de los Cielos. Reino que no está tan lejos, pues está dentro de cada uno, de cada ser que quiere ser como un niño para encontrar a su Padre y sentirse seguro y a gusto en Su presencia.

Ser niño tampoco es ser perfecto, pero es lo más cercano a aquello. Ser niño es ser auténtico. No siempre simpático ni gracioso, pero de seguro casi siempre veraz. Los niños, en su mayoría, no tienen el filtro del “qué dirán” o el “qué pensarán de mi”. Son como son, dicen lo que sienten y hacen lo que piensan. Por eso son felices, aún en situaciones lamentables en cuanto a las condiciones de vida. Y ser feliz es el objetivo de todo ser humano. Aún el masoquista busca la felicidad en su masoquismo, el vengador en su venganza y el criminal en su crimen.

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