Las bases estadounidenses en Colombia y Perú no han siquiera reducido el tránsito de droga hacia Ecuador. La motivación para procurar un nuevo POA sería un despropósito si fuese para someter al narcotráfico. La interdicción debería realizarse en frontera, jurisdicción a la que los EU no expondría su contingente militar cuando FF.AA. no están preparadas ni equipadas, y así lo estuviesen, para lidiar con tamaña porosidad. El narcotráfico seguramente se volvería más dispendioso, procurando así otras latitudes, si las operaciones aéreas tuviesen un marcado éxito, pero aquello ha sido una falacia desde el Gobierno Moreno. Los hechos exponen una política injustificada e inoficiosa.
Un POA transmitiría alguna dinamización económica dónde se lo instale, pero no sería determinante para el pesado nivel de inversión requerido por la crisis. Empero, ese POA sería igual bienvenido porque nada malo aportaría, pero difícilmente por una verdadera pretensión de doblegar a los narcos. No existe, por tanto, una razón de peso o justificación, cuando persisten otras de mayor envergadura por las que no se consulta a la Corte Constitucional, para emprender una campaña desde ya fallida. Incongruencias como esas, predominantes en el quehacer político, son costumbrismos del kikuyesco yoísmo nacional.
El deterioro socioeconómico del país es tan innegable como el populismo de Estado consistentemente aplicado ante una resiliente sociedad, absorta por la mísera calidad de sus gobernantes y desilusionada por su aporreado derrotero.
Un tema de mucho análisis, el cual se debe tratar con frontalidad, ya que nos deja claro que el apuro trae cansancio, más aún en situaciones delicadas como la que estamos viviendo en esta época, esta intensión requiere de mucho compromiso, conocimiento, madurez, seriedad, responsabilidad, respeto para que se de un verdadero accionar de las partes.
Todo es necesario para poder resolver nuestros problemas, pero nada que nos lleve al sometimiento por el hecho o excusa de resolver los problemas que hoy se tienen.
No se debe poner o deja al Ecuador prácticamente en manos de otro País si no hay razón que justifique aquello, menos aún una razón que avergüenza como la incapacidad política para hacer la tarea social que hace mucho tiempo se debió realizar con responsabilidad y de manera oportuna y eficiente. El Ecuador lo tiene TODO, falta que nos valoremos como personas y como País.
Carolina Mejía
Corporación de Derechos Humanos MOCHICA SUMPA