En cada cabecera cantonal (221), en cada parroquia urbana y rural (1.204), el candidato presidencial en su visita de campaña, además de afirmar que sí sabe cómo gobernar para salir del complicadísimo laberinto que es el Ecuador actual, anoticiado un poco antes por sus partidarios, también asegura que durante su periodo ese cantón, parroquia, sitio o recinto, progresará como nunca antes porque les dará agua potable y alcantarillado, caminos vecinales, puentes, parques, canchas deportivas, camales, mercados, semillas, riego, ambulancias, motobombas, escuelas, colegios, viviendas, etcétera, etcétera.
¡Qué suerte que tienen los ecuatorianos! Los candidatos no solo conocen la pavorosa macro realidad nacional, también dominan lo micro, lo que específicamente se sufre en cada chico cantón, parroquia, sitio y recinto. Todos poseen la vara mágica que, con solo agitarla, produce bienestar general; hace que todo lo malo de hoy, mañana sea simplemente recuerdo trágico. Ese candidato, felizmente, durante su mandato, en apenas 4 años, logrará lo que nadie ha podido antes. Sin vergüenza no dirá jamás de dónde obtendrá los recursos económicos que se requieren, como tampoco revelará quién o quiénes le financian sus movilizaciones que, en menor o mayor grado, implica caravanas motorizadas, guardaespaldas, asesores, pregoneros, periodistas, camarógrafos, fotógrafos, alimentación, hospedaje, músicos, regalos y más. No faltará, asimismo, aquel que se queja de su pobreza económica, de su lejanía total con la oligarquía y la burguesía a la que representan sus contendores, y por tanto eso lo convierte en el mejor de todos y en el único capaz de recitar de memoria la solución de todos los problemas para darle felicidad al pueblo.
Lo anterior, por supuesto, no descubre nada. Está lleno de hechos y de discursos conocidos, repetidos en cada campaña. Lo mismo pasó en la anterior y en la anterior. ¡Es que son tan recientes, que es difícil olvidar tan pronto! Al fin, de los tantos salvadores uno gana porque la mayoría lo elige, pero el resultado no cambia: solo incumplimientos y mucha frustración. Por eso, quienes lo votaron para que triunfe y lo que lo hicieron en contra coinciden: todos son la misma cosa, la misma mi…seria humana.
Equivocarse absolutamente en el comentario es lo deseable. No es que el habitante del pequeño cantón, parroquia, recinto y sitio no tenga derecho a ver satisfechas sus más urgentes necesidades. No, se trata de que el Ecuador total atraviesa por una situación grave y peligrosa y que, por consiguiente, demanda de un gobernante honesto, entregado en cuerpo y alma a la derrota del crimen organizado, a la dotación de agua potable y alcantarillado, a sincerar la realidad del IESS, Petroecuador, eléctricas y telefonía, a garantizar la seguridad jurídica para la inversión nacional y extranjera, y a terminar con los privilegios burocráticos. Quien gobierne y resuelva solo estos temas habrá sentado las bases para edificar el país que merecen los ecuatorianos. Creer que en 4 años TODOS los problemas serán atendidos eficazmente y resueltos, es volver a engañarse y frustrarse irremediablemente.