14 noviembre, 2024

¡Ya tenemos cardenal!

Por decisión personal del Papa Francisco, fue nombrado cardenal el arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera Herrera OFM.

Consecuentemente, pasará a formar parte del Colegio Cardenalicio, que nombrará al próximo papa.

Para nombrar papa, se requiere que quien logre tal dignidad no sea mayor de 90 años o que renuncie a su dignidad papal, como lo hizo el papa emérito Benedicto XVI, o por enfermedad incurable.

Si ninguna de las causales indicadas se da en la persona del actual papa, podría ser reelegido y continuará con el primado universal que ostenta. Y continuará siendo el príncipe de la Iglesia Católica, cuya religión la profesan unos mil millones de católicos en todo el mundo.

Conocí al monseñor y obispo de Guayaquil cuando regentaba la iglesia Santa Teresita del Niño Jesús de la parroquia La Puntilla de Samborondón. Ahí entregaban unas cartillas escritas por él en las que se refería al liderazgo. Recuerdo que decía: “Para ser líder no hay necesidad de gritar”. En referencia al entonces presidente Rafael Correa, quien así lo hacía, pero sin mencionarlo. Sus palabras le caían como anillo al dedo.

Le deseamos el mejor de los éxitos a nuestro nuevo cardenal. El último que recuerdo fue el cardenal Carlos María de la Torre.

Su obra social le desarrolló en la diaconía, como presidente del directorio, para entregar ropa y alimentos a los más pobres.

La dignidad papal solo recae en los hombres. No puede haber una papisa. En la Edad Media, la Iglesia Católica tenía la potestad territorial y espiritual de sus feligreses. Grandes militares defendían los territorios de la Iglesia Católica y fueron nombrados papas. Sobre Lucrecia Borgia (papisa), se trataba de una mujer fea que se cubría su rostro para que no la identifiquen. Era una buena guerrera y llegó a ser papa. Mis maestros jesuitas indicaban que más bien era una leyenda.

Después de este episodio, para ser papa se exige la prueba de la arena, donde quedan las huellas de los testes, pero muchos también me han indicado que esa prueba no existe.

Me despido con un afectuoso saludo.

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