La época escolar de Ana transcurrió con normalidad y con situaciones propias de una niña de su edad, pero todo cambió cuando cursó el 7mo año de educación básica.
En su salón de clase la trataban con mucho respeto y compañerismo, pero, curiosamente sus compañeros de bus, no hacían lo mismo, tres de ellos eran muy crueles. Le decían apodos muy feos y le hacían bromas ofensivas, como mojarle la maleta, le decían que a Ana nadie la quería y que solo le hablaban por pena y que regrese a su país de extraterrestres. Lo más triste de todo esto es que nadie en el colegio, como las autoridades o profesores hacían algo, pese a que Ana informaba las maldades que recibía de ellos. No le decía nada a sus padres porque no quería que ellos se preocuparan. Todo esto provocó que Ana sintiera las ganas de suicidarse y de preguntarle a Dios por qué no la mataba antes de vivir este tormento. Ellos, los chicos del bus, le hacían sentir a Ana que estaba viviendo un infierno en la tierra.
Una tarde cuando se encontraba el bus camino a su casa, le preguntó a uno de sus compañeros el por qué le hacían bullyng, si ella no les había hecho ningún daño, él contestó: porque naciste.
La Rectora del colegio siempre fue muy dura y muy fría con este asunto, nunca le hizo caso y le decía a Ana que no llore porque así trataba ella a su sobrina de 3 años y algunos profesores dijeron que Ana se merecía lo que sufría.