21 noviembre, 2024

Viviendo un infierno en la Tierra

La época escolar de Ana transcurrió con normalidad y con situaciones propias de una niña de su edad, pero todo cambió cuando cursó el 7mo año de educación básica. 

En su salón de clase la trataban con mucho respeto y compañerismo, pero, curiosamente sus compañeros de bus, no hacían lo mismo, tres de ellos eran muy crueles.  Le decían apodos muy feos y le hacían bromas ofensivas, como mojarle la maleta, le decían que a Ana nadie la quería y que solo le hablaban por pena y que regrese a su país de extraterrestres. Lo más triste de todo esto es que nadie en el colegio, como las autoridades o profesores hacían algo, pese a que Ana informaba las maldades que recibía de ellos. No le decía nada a sus padres porque no quería que ellos se preocuparan. Todo esto provocó que Ana sintiera las ganas de suicidarse y de preguntarle a Dios por qué no la mataba antes de vivir este tormento. Ellos, los chicos del bus, le hacían sentir  a Ana que estaba viviendo un infierno en la tierra. 

Una tarde cuando se encontraba el bus camino a su casa, le preguntó a uno de sus compañeros el por qué le hacían bullyng, si ella no les había hecho ningún daño, él contestó: porque naciste.

La Rectora del colegio siempre fue muy dura y muy fría con este asunto, nunca le  hizo caso y le decía a Ana que no llore porque así trataba ella a su sobrina de 3 años y algunos profesores dijeron que Ana se merecía lo que sufría.

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Ha sido toda una aventura acompañarte en este recorrido literario, mi querido Harry; más que literario, vívido, sangrante, purificador. Gracias porque has bautizado mi condición humana con tu lobo estepario. Qué consolador descubrir mi historia en tu historia, saber que no estoy sola, que el mundo está lleno de lobos esteparios anónimos. Saber también que hay esperanzas para las bestias como nosotros, que para todos existe una Armanda que nos devuelva a la vida, una María que avive nuestros sentidos y un Pablo que nos invite al teatro mágico. ¡El teatro mágico! No para cualquiera. Sólo para locos. La entrada cuesta la razón. ¿Quién podrá guiarme hasta esa tierra fantasiosa? ¿A quién debo confiar mis cadenas? ¿Quién podrá liberarme? Soy Armanda y busco a mi lobo estepario. Soy Tarzán y te espero, Juan Manuel Carpio.

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