24 noviembre, 2024

Tres de noviembre

Hace 204 años, la bella ciudad de Cuenca se independizó de España, llamada la «Madre Patria». Este hecho sucedió el 3 de noviembre de 1820.

La independencia fue programada con un grupo de nueve patriotas que, con Ordóñez a la cabeza, asaltaron la escolta real de los españoles. Naturalmente, muchos soldados se unieron a este grupo de valientes que anhelaban desde hacía muchos años liberarse del yugo español.

Muchos cuencanos patriotas venían fraguando la independencia de Cuenca desde hacía más de 11 años. Entre ellos se encontraban Francisco Calderón, padre de Abdón Calderón, quien tuvo una excelente participación en la Batalla del Pichincha. Otros patriotas cuencanos como Fernando Guerrero de Salazar y Piedra, Paulino Ordóñez y Margarita Torrez, tuvieron mucho que ver con las ideas libertarias. Todos se reunieron para hacer realidad esta gesta libertaria.

Todo este grupo de valientes se dirigió hacia donde estaba la escolta real de los militares y, luego de someterlos, se dirigió a San Sebastián, donde los esperaba un gran grupo de patriotas para proclamar la Independencia. Según los historiadores, uno de ellos es Juan Antonio Íñiguez, cronista vitalicio de Cuenca.

La batalla continuó y los patriotas entraron victoriosos a la plaza central, seguidos por una gran cantidad de soldados. Los cuencanos, mejor armados que los españoles, lograron que estos se rindieran.

Los días siguientes se dedicaron a reorganizar la situación administrativa de la maravillosa ciudad de Cuenca.

La palabra «cuenca» tiene diferentes acepciones: por un lado, es una cavidad; por otro, es un cauce, lo que encaja perfectamente con la hidrografía de la región.

Cuenca es conocida como la Atenas del Ecuador. También, en sus primeros tiempos, se la conocía como Santa Ana de los Ríos de Cuenca.

Esta ciudad fue fundada el 12 de abril de 1557, por orden del virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza.

La bella ciudad de Cuenca tiene muchas historias. En la actualidad, es conocida como Cuenca, Atenas de los Andes, pero más comúnmente se la llama simplemente Ciudad de Cuenca.

Su clima es delicioso. Tiene cuatro ríos que la atraviesan, encantadoras calles coloniales y arquitectura de estilo europeo. Además, las iglesias y catedrales son hermosas. Las ruinas son fantásticas y permiten imaginar el paso de los incas.

En resumen, Cuenca posee muchas maravillas y es una ciudad digna de ser visitada. Su gente es amable, culta y educada. Sus ríos Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara ofrecen experiencias únicas.

Por todas estas razones, Cuenca fue y sigue siendo conocida como la Atenas del Ecuador.

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Iba en el taxi rumbo al aéreo puerto de Ezeiza en Buenos Aires, de vuelta a casa, y alcancé a ver en una esquina a una mendiga, pobre mujer que a pesar de su miseria me pareció ser muy organizada. En la esquina que aparentemente es “su casa”, tenía unos cordeles amarrados en sus extremos, de donde colgaba su ropa en completo orden. Tenía también grupos de periódicos colocados a los lados de la vereda, unas cajas y un tapete (en el que ella estaba sentada). Frente a ella, el momento en que la vi, había una maletita en la cual apoyaba unos cuadernos. En una de sus manos tenía un libro y en la otra mano un lápiz. Alcancé a ver que la mendiga leía luego subrayaba. Nunca es tarde para estudiar, pensé y no existe lugar inapropiado si queremos superar nuestras limitaciones.

Mi lugar para superar las limitaciones estaba a punto de ser abordado: el avión.

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