Todo comenzó con un pensamiento mientras escuchaba a alguien. Aunque también otro hecho despertó en mí un sentimiento o mejor dicho una emoción. Porque fue eso, algo que de repente experimenté en mi ser, pasajero y momentáneo que no llegó a tomar forma de sentimiento.
Creo que de hecho estoy luchando si dejo que se instale o no. Estoy intentando evitar que una emoción que sentí, se quede y pase a formar parte de mí. Y ahí estaría “al horno”. Digo eso porque en este caso, produciría más mal que bien. No lo digo a la ligera. Hay emociones que, aunque seductoras o incluso deseables en el momento, cargan consigo un veneno sutil. Sé que, a largo plazo, solo traerían malestar, dolor y un sufrimiento innecesario.
Pero, volvamos al pensamiento inicial, ese que disparó todo esto
A lo que quiero ir es que a veces ciertos lugares donde no nos sentimos cómodos o determinados ambientes, o aun personas que no son de nuestro mayor agrado o no compartimos miradas ni sentires ni nada, sean igual favorables para nuestro crecimiento. O tal vez no sea eso lo que buscamos ni necesitamos, pero así y todo podamos sacarle provecho.
Quizás uno pueda incuso agradecer también por esas diferencias. Quizás esos momentos que nos desafían—esas miradas distintas, esa ausencia de empatía, esa falta de pertenencia—puedan convertirse en espejos. Espejos que no nos muestran solo lo que no queremos, sino también lo que profundamente anhelamos. Tal vez, en medio del desencuentro, se afirme con mayor claridad el camino que queremos recorrer. “No quiero esto”, nos decimos, y esa negativa se transforma en una brújula que apunta hacia lo que sí deseamos ser.
Y sea esa una manera de sacarle ventaja a la “visible incomodidad”. Y podamos advertir que tanto las emociones de todo tipo, las sensaciones de no pertenencia, o lo que sea que hoy me esté causando desagrado y aún enojo, puedan ser puertas que no había descubierto antes y que me lleven a lugares desconocidos y a la vez me genere una alegría nueva.
Y quizás ese esfuerzo que nombré al principio de aceptar las emociones que aparecen, pero no permitirles que aniden y se trasformen en sentimiento aquellas que sabemos de antemano que nos van a hacer mal, sea una forma de afirmar nuestra identidad y salir fortalecidos en nuestro carácter.
Aprendizajes a la fuerza. Cómo sacarle ventaja a la desventaja.