Las condiciones de no simplemente haberlo hecho mejor, sino haberlo hecho bien, no existen en Ecuador. Siempre es la misma cantaleta: me obligan a votar por el mal menor o candidato menos malo: «Cáncer o SIDA».
Si tenemos necesidad de hacer reformas estructurales, los cambios deben ser estructurales y para que el cambio real se ejecute en beneficio de la gente, no caigamos en la trampa de hacer las cosas siempre de la misma forma. Entraremos en la ruta del péndulo de los mismos candidatos o gobernantes que odian a Correa, pero no aprenden que una sociedad, como la ecuatoriana, rehén de sus políticos, puede cambiar de ruta, nunca de destino.
¡Alerta! Ecuatorianos. No votes por el menos malo o por los líderes que hacen pactos para repartirse el poder, ni por el voto nulo. Te imaginas la estupidez del «borre y va de nuevo» de otras elecciones y lo que eso significa para la débil economía fiscal y tu economía familiar. Vota por quien te asegure que sabe hacer las cosas de forma diferente a los que ya fueron poder y te fallaron.
No mires la manipulación de los mensajes subliminales y propaganda política de los medios de comunicación de TV o redes sociales, ni te confíes de las encuestas. Son pagadas por el poder económico jerarquizado, que pone finalistas u outsiders funcionales a sus intereses personales y corporativos. Vota por programas, proyectos creíbles y viables financieramente, y con perfiles incorruptibles. Prohibido olvidar.