No más de la mitad libros que compro logro terminar sin antes aburrirme. Leímos El Quijote casi obligados por el colegio, Hace poco intente leerlo de nuevo y solo avancé 20 páginas, y exhausto lo dejé, decidí deshacerme de él quedando como intelectual regalándose a un enemigo. Leer el Quijote en un español que ha evolucionado tanto es un martirio. Tampoco pude terminar “Cien años de soledad” pese a ser el libro más leído del idioma español junto al Quijote. Dos a cero.
No soporto a los que escriben en páginas de opinión, comentando sobre sus gatos, las recetas de la abuela, ocurrencia de sus nietos, o aquellos que con ínfulas de académicos escriben con metáforas incoherentes, palabras rimbombantes y retruécanos rebuscados; también hay quienes en un artículo se pasan citando frases ajenas o comentando veleidades. Los periódicos deben echar a la mitad de sus columnistas.
Algunos opinantes exhiben una erudición superficial lanzando, sin el menor sonrojo, una avalancha de términos en un contexto que resultan absolutamente incongruentes. El objetivo, sin duda, es impresionar y sobre todo intimidar al lector que no vuelve a leerlos jamás.
Pero los que sacan la pelota del parque, son quienes preparan el texto para una exposición de pintura. Veamos una invitación que me llegó hace unos años:
“Como un metaverso con colores auríferos y cumbriales, el artista se adelanta en su tiempo incluso a las criptomonedas, y refleja en su obra una cibernética cuántica producto de sus conocimientos del arte sin retórica. La obra a veces recuerda el Agamenón y otras la pasividad de un piano sin acústica pero afinado con la marea. Los colores explotan en arcanos, Es sin duda una suerte estratosférica contemplar sus pinturas”
Yo no fui a la tal exposición por el miedo de encontrarme unos OVNIS, seres extraterrestres, o algún asambleísta.
En su libro “Imposturas Intelectuales” de Sokal y Bricmont exponen que, tras la imponente jerga y la aparente erudición científica, el emperador continúa desnudo.
Sokal es profesor de Física en la Universidad de Nueva York y Jean Bricmont es profesor de Física en la Universidad de Lovaina.
El libro surgió de una famosa broma. Sokal publicó un artículo “científico” en una revista de primera línea, plagado de citas absurdas pero desgraciadamente auténticas, sobre física y matemáticas, de célebres intelectuales franceses y estadounidenses, que nunca les fueron rebatidas.
Explican el por qué las citas son irracionales, en muchos casos, carentes de sentido y examinan las circunstancias culturales que hicieron posible que esos ensayos alcanzaran tanta fama sin que nadie hubiera puesto en evidencia su vacuidad.
El libro se ocupa de la mistificación, del lenguaje deliberadamente oscuro, la confusión de ideas y el mal uso de conceptos científicos. No lo terminé por la cantidad de ecuaciones diferenciales, cálculos actuariales y símbolos siniestros de formulas siniestras.
La confusión y lo absurdo son las tendencias de las redes, donde envían sin ruborizarse la última novedad científica, como que el limón es mejor que la quimio y la radioterapia y además cura el cáncer; que si sube cinco pisos por escaleras después de haber bebido una cerveza, bota las piedras del riñón a la bajada; que el animal bravío de antaño del varón resucita con un te de bicarbonato con culantro y los senos caídos por el calendario de las damas, volverán a apuntar al prójimo con dieta de leche deslactosada.
Muchas veces hemos recibido en redes sociales un video que comienza diciendo que el gran maestro Chino Wan Tang dijo una frase cualquiera, a más de la mitad de los destinatario le parecerá brillante la frase, sin analizarla, la creen solo porque lo dijo el maestro Tang sin saber que el maestro es experto en preparar chaulafán y decir disparates..
El problema es que nos llega demasiada información y poco conocimiento, el desconcierto de ideas se hace presente y el pensamiento claro y lógico desaparece.
Cuando unos pigmeos inmorales como los asambleístas proyectan una sombra gigantesca, significa que ya estamos cerca del atardecer.
Es que hoy en día si alguien no está confundido es que no piensa con claridad.