Este es un mes de alegría para los niños y creo que para todos en general. En este día de Navidad, se debería respirar paz, amor y tranquilidad, y sobre todo hacer llegar este sentimiento a todos.
Si pudiéramos lograr este objetivo, empezaríamos el mes de diciembre con una nueva manera de pensar. Así, nuestro ser, teniendo este sentimiento de amor, recibiría la Navidad con mayores y mejores expectativas. Si enviamos amor a la humanidad, el mundo se convierte en un mejor lugar para vivir.
El amor es el arma más poderosa para destruir todo aquello que nos hace daño.
La Navidad es amor, no es solo saludar y desear «Feliz Navidad», es sentir dentro de nosotros el deseo de cambio para mejorar nuestras actitudes frente a la vida.
Debería considerarse de esta forma, ya que la Navidad es una festividad cristiana que conmemora el nacimiento de Jesucristo, quien es un ser lleno de amor y sacrificio.
Para tener también una visión de cómo surgió la Navidad, podemos volver los ojos al pasado.
Y encontraremos que la Navidad está ligada a algunas festividades paganas, como las llamadas Saturnales, que duraban una semana hasta el 23 de diciembre. Eran verdaderos bacanales, que naturalmente no tienen nada que ver con nuestras fiestas navideñas celebradas en familia.
Se considera que el primer banquete de Navidad se celebró en el año 379 en Constantinopla, y luego, a partir de ese momento, se comenzó a extender por todo el Imperio Romano. Así empezó y continuó celebrándose estas fiestas por todo el mundo hasta la actualidad.
Nosotros celebramos estas fiestas en familia, tratando de contentar a los que nos rodean, y cuando llegan las doce en nuestro hogar, empezamos a entregar regalos y desearnos «Feliz Navidad».
Para nosotros, la Navidad es un día lleno de amor porque nació Cristo, nuestro Redentor. Debería ser un día hermoso, porque es revivir cosas muy lindas que llenan nuestro espíritu de amor.
Pero siento que no es así. Posiblemente estoy equivocada. ¿Por qué se preguntarán?
Siento que existe mucha tensión en los hogares, debido al bendito dinero, que los papás dicen: «Lo que tengo no alcanza para comprar el carro que desea mi hijo o hija» u otros obsequios más caros o económicos.
Eso ocurre en hogares pudientes; en los hogares que no piensan tanto en carros, pero sí en ir de un lugar a otro, las tensiones son parecidas. Los hijos a veces no entienden las «bravezas» de los padres y continúan con la exigencia.
Así empieza el maravilloso diciembre y suele terminar bastante golpeado.
Diciembre debería ser un mes donde nuestros pensamientos sean de unidad, llenos de amor y paz, y estemos al unísono con todo nuestro ser.
Diciembre es un mes que nos alegra el alma y que en realidad nos da una verdadera tranquilidad, ya que durante casi los 12 meses hemos luchado por alcanzar en este último mes lo que deseamos.
Hemos trabajado muy duro para alcanzar algunas de las metas propuestas, hemos agachado el lomo, como se dice, para conseguir lo que deseamos. Durante los doce meses, nuestro trabajo ha sido más arduo para poder lograr cierta tranquilidad económica.
Bueno, ese era nuestro fin, pero a veces no lo logramos y decidimos continuar el siguiente año, que pronto llegará.
La Navidad se acerca, casi corriendo. Todas las personas se están preparando para recibirla con mucho optimismo, comprando ropa, regalos, vestidos a la moda para lucir elegantes y bonitas.
Sí, es hermosa la Navidad. Ojalá siga teniendo en los niños el mismo deseo de ver a Papá Noel en su trineo riéndose: «Ho, ho, ho».
¡Qué hermoso sería ver la cara de felicidad de los grandes y pequeños en estas fiestas! Todo se puede lograr si lo deseamos con amor.
Hagamos de esta Navidad mejor que las anteriores, agradeciendo por todos los segundos, minutos y años vividos y por todos los que llegarán.
Agradezcamos por la vida, por la familia que tenemos, por los hijos, por los amigos y por el mundo entero.
Agradezcamos siempre, y así todo lo mejor llegará a cada uno.
¡Feliz Navidad y un Año 2025 lleno de salud y triunfos!