28 diciembre, 2024

31 libras menos, proceso y motivación

Desde que tengo memoria he batallado con el sobrepeso, de chiquita era una de las gorditas del salón, siempre he escuchado comentarios como “cuídate, estás pasada de peso” o “ya baja de peso que no te queda tú ropa”, estos comentarios de niña si me afectaban pero a medida que crecía, pues me terminé acostumbrando a ellos y a estar pasada de peso, por lo que llegué a un punto en el que noté que ya se me había salido de mis manos este tema y que si no hacía algo para cambiarlo podía tener consecuencias.

A comienzos de este año, me fui por segunda vez de work and travel y como todo el mundo sabe es muy difícil no engordar allá, además que yo nunca había sido de las personas que se preocupen o se cuiden con la comida, por lo que mis hábitos alimenticios fueron de mal en peor, sobre todo trabajando allá, así es que llegué a pesar casi 170 lb midiendo 1.60 metros.

Yo ya ha este punto abrí los ojos y salí de mi bloqueo y pensamientos de que no importaba el estar gorda porque no ponía en riesgo mi salud y que me aceptaba tal y como era, estos argumentos eran inválidos, ya que, al estar muy pasada de peso mis articulaciones se estaban viendo afectadas, sobre todo al practicar tennis, me dolía mucho las rodillas y la espalda.

Mis niveles de azúcar subían un poco, cosa que podía ser peligroso para un futuro, ya que tengo tendencia a la diabetes; por otro lado, si está bien el tener autoestima y aceptarse uno como es, pero no, el aceptar llegar a un punto de sobrepeso en el que tus rodillas se vean afectadas y te agotes muy rápido, es por esto que ya al llegar a Ecuador supe que tenía que cambiar mis hábitos porque ya no me sentía ni me veía bien.

Comencé a hacer muchos ejercicios de fuerza, enfocarme en hacer cardio y sobre todo a alimentarme de una forma mucho más sana, yo estaba decidida a cambiar mi estilo de vida y adelgazar, así pues, al poco tiempo comencé a ver los cambios, al principio se me dificultó el hecho de ya no comer como lo hacía antes porque yo era “adicta” al azúcar, pero poco a poco lo fui asimilando y el ver que mi esfuerzo estaba dando frutos era lo que me motivaba más.

Cada vez notaba que mi ropa me volvía a quedar, que me volvía más ágil y que ya no me cansaba tan rápido, poco a poco mi dolor en las rodillas fue disminuyendo hasta poder entrenar sin la rodillera, ahora 31 lbs menos me doy cuenta de todo lo que he logrado, ahora me ejercito todos los días y lo disfruto, me puedo vestir como quiera y saber que toda mi ropa me queda y que mis pantalones ahora me quedan más grandes, mis dolores desaparecieron y ahora sé que todo es posible si uno se lo propone y se da cuenta que necesita un cambio.

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