2 enero, 2025

Padre, perdónales porque no saben lo que hacen

Pongamos en contexto el tema que agobia a los ecuatorianos:

Si te detienes a reflexionar sobre nuestras vidas, nos daremos cuenta de que nuestra realidad se basa en cómo percibimos el mundo y los cambios que en él se producen, influenciados por nuestras creencias religiosas, tradiciones, información y estrategias comunicacionales que nos imponen para que el cambio no se produzca.

La encarnizada disputa por el poder en Ecuador, por ejemplo, arrasa con las pocas luces democráticas e institucionales.

Los gobernantes, políticos, narcos y delincuentes comunes no entienden que la soberbia y la prepotencia son las impurezas del intelecto, que la maldad y el odio son la antítesis del amor, que la corrupción y la injusticia son la profunda contraparte de la honestidad, que la mentira es el antónimo de la verdad, como la venganza lo es del perdón, y la guerra de la paz, y el poder político lo es del verdadero servicio a nuestros semejantes, y el vil asesinato, en situación de muerte, lo es de la vida. Y los medios de comunicación hablan de «Feliz Navidad» y venturoso año 2025. ¡Cínicos! Lean el artículo de Reuters sobre la desconfianza en las noticias y en los periodistas.

Y seguimos violando la ley y la Constitución en las propias narices de asambleístas, contralores, jueces y fiscales. Se viola sin ningún desparpajo y se llenan de miles de denuncias en las fiscalías sin procesos, exámenes especiales sin responsabilidades en las contralorías, y el abuso de poder está a todo nivel. No importa que la sociedad esté encolerizada, y con razón.

Es incuestionable que esta es una autoinfligida catástrofe económica, ya que no se puede imputar como factores exógenos a los consabidos hechos casa adentro: corrupción, despilfarro, pésima gobernanza y sistema de comunicación manipulador de los gobiernos con el pueblo, en ocasiones en contubernio del delincuente civil con las fuerzas armadas que nunca se depuraron.

Los llamados a soluciones por fuera de la vigente Constitución hiperpresidencialista del artículo 261, numerales del 1 al 12, revelan no solo un inconformismo con la misma, sino más bien un repudio a la inseguridad jurídica que ha literalmente reducido la Carta Magna a un documento monetizado al mejor postor del poder de turno.

Estamos a un paso de convertirnos en un Estado dictatorial de consecuencias impredecibles, y un gran sector de la población guarda silencio cómplice y apuesta por el péndulo del mal menor o candidato menos malo.

Ver mi aporte vinculante con este tema en el análisis en la web Desde mi Trinchera de la ciudad de Guayaquil: Cambiemos la Constitución desde la iniciativa de la sociedad civil y no desde la iniciativa de los movimientos y partidos políticos en decadencia moral. Encontrarán los justificativos de los sectores más decadentes o estancados que hay que reformarse, cambiarse o eliminarse:

  1. Educación
  2. Salud
  3. El sistema electoral
  4. El CPCCS
  5. El Consejo de la Judicatura
  6. La vivienda
  7. El trabajo
  8. Las pensiones
  9. El medio ambiente
  10. El control de precios
  11. El agua
  12. El turismo
  13. Las PYMES
  14. El petróleo y sector energético
  15. La inseguridad ciudadana y jurídica, entre otros sectores deprimidos.

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