Amor es una palabra mágica; con amor podemos hacer todo lo que queremos. Podemos perdonar a los que nos ofenden, podemos crear una familia, podemos formar a nuestros hijos como seres de bien. “… Por amor se crearon los hombres en la faz de la tierra…” Por amor luchamos contra las adversidades, contra las calamidades y contra las maldades de los seres humanos, que lamentablemente existen. En fin, amor es una palabra única que hace del ser humano ser hijo de Dios, que nos hizo a su imagen y semejanza.
Paciencia es tiempo de espera. Solo con ella podemos entender las dificultades de los demás, sus dolores, sus reacciones y sus dificultades en la vida o en cualquier otro momento. Es el adviento hasta el nacimiento del Niño Jesús. Es la espera que trae la felicidad en los seres humanos cuando nacen. “Si nació bien y es un hermoso niño”, era la frase esperada cuando estábamos pendientes de que se prendiera la lucecita que anunciaba su nacimiento. Entonces decíamos: “Gracias, Dios mío, por darnos un nuevo hijo”.
Humildad es, en cambio, aceptación de las cosas que se dan y en la forma que se dan, por cuanto no siempre podemos cambiarlas del modo que quisiéramos que fuesen. Es, de alguna manera, aceptación sin enojos, sin escenas que demuestran poca comprensión de cómo se dan las cosas.
Es el ejemplo de María, la madre de Jesús, engendrado en su vientre para salvar a la humanidad del pecado.
Los tres conceptos conforman la Navidad.
Oremos por los vivos y también por los muertos, por cuanto en algún momento nos encontraremos con ellos.
Amén.