4 enero, 2025

Año Nuevo 2025: Un año para cuidar nuestra salud mental

El 2024 ha sido, sin duda, un año desafiante y, en muchos aspectos, traumático para Ecuador. Desde el ataque terrorista en enero hasta la constante incertidumbre y el estado de guerra latente, hemos enfrentado secuestros, extorsiones y prolongados cortes de energía. Estas experiencias pusieron a prueba nuestra resiliencia, generando niveles extremos de estrés, ansiedad y angustia en la población.

Como si el Ecuador fuera un paciente, es evidente que enfrenta múltiples factores que podrían llevar al desarrollo del Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). A nivel global, se estima que el TEPT afecta entre el 7-8% de la población general, pero en contextos como el nuestro, donde los eventos traumáticos son recurrentes y severos, ese porcentaje podría ser aún mayor. Basándonos en esta epidemiología, es probable que muchos ecuatorianos estén en riesgo de desarrollar trastornos de salud mental a raíz de estas experiencias. Yo mismo fui testigo de ello cuando experimenté mi primer ataque de pánico durante la evacuación del hospital en Durán, cuando se nos ordenó evacuar debido a la amenaza de los terroristas que buscaban tomar el control.

En este contexto, donde todos, en mayor o menor medida, hemos sido afectados, surge una pregunta común: ¿cómo podemos cuidar nuestra salud mental en tiempos de adversidad? La respuesta puede encontrarse en la interconexión entre el cuerpo y la mente.

El cerebro, órgano principal que regula nuestras emociones y reacciones, activa una respuesta química a través del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA) durante el estrés prolongado. Esta respuesta produce cambios químicos y físicos en áreas cerebrales esenciales. A nivel químico, se produce un aumento de neurotransmisores como la adrenalina y el cortisol, lo que activa la respuesta de «huida o lucha». A nivel físico, esto puede llevar a que la amígdala, responsable del miedo, se vuelva hiperactiva, mientras que el hipocampo, que regula la memoria y la regulación emocional, y la corteza prefrontal, clave para el control cognitivo, se desregulan. Aunque esta respuesta inicial es adaptativa en momentos críticos, se vuelve paralizante cuando se mantiene crónicamente, generando efectos negativos en la salud mental y física.

Sin embargo, el cuerpo posee mecanismos para contrarrestar estas respuestas. El Dr. Herbert Benson, de la Universidad de Harvard, describió lo que llamó la «respuesta de relajación». La activación del nervio vago, que conecta el cerebro con los órganos del cuerpo, juega un papel clave en reducir la activación de las respuestas de lucha o huida. A través de la estimulación del nervio vago, se liberan neurotransmisores como la serotonina y la oxitocina, lo que genera una sensación de calma y relajación.

Las habilidades de Mind-Body Medicine (MBM) son fundamentales en este proceso. Estas técnicas, que incluyen meditación, respiración abdominal diafragmática, relajación muscular progresiva, visualización guiada, biofeedback y movimiento expresivo, no solo activan el nervio vago, sino que también fomentan el equilibrio entre la mente y el cuerpo. Practicarlas regularmente puede ayudarnos a manejar el estrés y recuperar el bienestar emocional. Además, al enseñarse en grupos pequeños de 8-10 personas, promueven la conexión con otros que enfrentan desafíos similares, lo que fortalece la resiliencia a través del apoyo mutuo.

Descubrí estas técnicas durante mi formación en Mind-Body Medicine en el Center for Mind-Body Medicine de Estados Unidos, fundado por el psiquiatra Dr. James Gordon. Este centro ha implementado con éxito programas de MBM en contextos de conflicto, como Gaza y Kosovo, donde las comunidades han enfrentado situaciones traumáticas severas. En todos estos casos, se ha demostrado que las MBM ayudan a las personas a enfrentar el trauma, aliviar la ansiedad y mejorar su bienestar general. En Ecuador, estas habilidades tienen el potencial de ofrecer una solución efectiva y duradera al estrés y los trastornos del estado de ánimo, exacerbados por las experiencias traumáticas.

El 2025 debe ser un año de recuperación y esperanza para Ecuador, un año en el que podamos dejar atrás el sufrimiento del pasado y reencontrar nuestra paz mental. Este es el propósito para el nuevo año: comprometernos a cuidar nuestra salud física y emocional para ayudar a nuestro país a sanar y reconstruirse. Les deseo a todos un próspero año nuevo 2025.



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