Hay un elemento primordial en la historia del correísmo, y es que ha marcado una fractura en nuestra historia política, dividiéndola en el “pre-correísmo” y en el “post-correísmo”, de lo cual se ha contagiado el noboísmo.
Aquellos sueños de cambios que empezaron en 2007, que arrullaron las madrugadas de muchos ecuatorianos, con Constituyente y nueva Constitución tipo sastre de 2008, con la etiqueta de Rafael, se convirtieron en pesadillas cuando se descubrió que detrás de esa figura joven, refrescante y prometedora de Rafael había un psicópata megalómano y vicioso al estilo de los peores emperadores romanos, que dejó al país en muy mal estado económico después de haber dilapidado la mejor etapa de bonanza económica petrolera que jamás tuvo Ecuador, construyendo muchas obras, pero con sobreprecios escandalosos que hicieron lucir a las pillerías de sus antecesores como errores de buena fe.
La manipulación de la justicia fue de tal manera vulnerada, a tal punto que, por medio de su inefable secretario jurídico, Alexis Mera, llegó al colmo de redactar sentencias fuera de los procesos y entregarlas a los jueces para que administraran justicia, prohibiendo a los jueces que admitieran acciones constitucionales contra su gobierno, pisoteando la Constitución y el estado de derecho.
Y aún se sigue con la cantaleta de que no hay pruebas, con un electorado cautivo cuyos líderes, en el ostracismo o en refugio fuera del país, intentan volver al poder con la venganza inquebrantable entre ceja y ceja contra la oposición, aprovechando la improvisación de un joven presidente que no quiere perder las elecciones y comete errores de bulto, contrariando la Constitución y la ley.
Daniel o Luisa se preparan para la continuación de las campañas anticipadas y sucias, a vista y paciencia de una Atamaín que no garantiza elecciones transparentes. Es tal la polarización de los dos candidatos que todas las encuestas dan por hecho que los dos son los finalistas, con un alto porcentaje de votos nulos en la intención de voto que refleja el descontento de la gente.
Nos dejaron sin opciones de una tercera vía que salve al país. Fuentes consultadas: William Sánchez Aveiga en la web Desde mi Trinchera y mi análisis vinculante con este tema. El péndulo del mal menor o del candidato menos malo.
