Me encontraba desbaratando mi árbol slim nevado y, mientras sacaba los adornos, unas sensaciones raras invadieron mi cuerpo. La primera fue la pereza, por tener que recoger toda la decoración de manera minuciosa. La segunda, en cambio, me llevó hacia la sorpresa de cuanto polvo dejan los adornos navideños. Luego nos preguntamos por qué los alérgicos andamos moqueando más en estas fechas.
Sin embargo, no puedo pecar de injusta porque la Navidad es un espejo de la vida misma. La luz, el brillo, las reuniones y la algarabía entusiasman a muchos, pero también puede ser un detonante para otros. Sobre todo, si son personas que no están en un estado de privilegio donde las necesidades básicas no están cubiertas, si transitan un duelo, si son neurodivergentes o padecen alguna enfermedad.
A medida que iba sacando y admirando los adornos del árbol, llegó el momento donde quedó vacío, pero seguía imponente. Esto me hizo pensar en la importancia de la claridad mental, de ver las cosas como son, sin adornos, donde se pueda apreciar la verdadera belleza.
¿Qué me dejó la Navidad?
Me mostró que las máscaras se caen, que debemos ser cada vez más fieles a nosotros mismos, que los limites son necesarios.
Hemos vivido en un país donde los índices de abusos, tráfico humano y femicidios aumentan cada día. Como dice Paola Andrade, CEO de Ecuador Dice No Más, el 95% de las violencias sexuales contra la infancia se pueden prevenir a través de programas educativos. La violencia no discrimina, pero nosotros podemos hacer la diferencia desde nuestros hogares, colegios, barrios y trabajos.
Desprendernos del “qué dirán” y tener la convicción que mientras antes eduquemos a nuestros niños y sociedad en contra del machismo y la violencia, lograremos un gran cambio. Romper con ciertas costumbres, creencias o lealtades también es necesario; así como reaprender y reconocer lo que verdaderamente somos, no lo que nos dijeron que seríamos.
Nikki Glaser, la presentadora de los Golden Globes 2025, abrió la ceremonia diciendo “Bienvenidos la fiesta más grande del Ozempic” y esto es alarmante. Porque claramente esta como otras medicinas son necesarias en muchos casos, pero dejan de cumplir su verdadera función cuando son llevadas al extremo, sobre todo por alcanzar un estándar de belleza.
Sigo pensando el árbol de Navidad sin adornos, no me mal entiendan, no es que nunca más decoraré o celebraré la Navidad, pero sí me propongo reformular muchas cosas.
El cambio climático lo hemos sentido a nivel mundial y muchos hemos pecado de ser como el meme de los monitos que se tapan los ojos, las orejas y boca. Esto no puede seguir así, con prácticas conscientes podemos contribuir con el ambiente exigiendo como ciudadanos que se establezcan leyes que respalden a nuestro entorno.
La escoba barrió la mugre. ¿Pero a dónde se va esa mugre? Estas palabras pueden sonar fatalistas, pero creo que son necesarias. No soy perfecta, ni quiero serlo, nadie lo es. Pero considero que no podemos ser indolentes. Tenemos tanta información valiosa, gratuita y de fuentes confiables que deberíamos utilizarla como aliada para hacer la diferencia.
Se ha demostrado científicamente que la crianza respetuosa forma a niños que luego se vuelven adultos empoderados, seguros de sí mismos, justos y que no toleran la violencia. Está en nosotros el compromiso de criar desde el amor y no desde el miedo. Está en nosotros preguntarnos a dónde se va la basura y qué queremos hacer con ella. Está en nosotros dejar de obsesionarnos con los cuerpos, y preocuparnos por la salud. Sobre todo, está en nosotros rechazar todo lo que nuble nuestro mente, alma y corazón.