20 enero, 2025

Querido don Antonio

Amanecí con la infausta noticia que un gran amigo de la familia, don Antonio Kure Massuh, había fallecido. “Don Antonio”, como cariñosamente me refería a él, que no era de mi generación, más bien era de la “gallada” Social Cristiana de mi padre, nos llevábamos tan bien, que, al yo conversar con Antonio, y lo hacíamos durante largas jornadas, era como si estuviera hablando con un amigo más de mi colegio.

A don Antonio lo conocí a inicios de los años 90 del siglo pasado, cuando ayudé a mi padre en una de las campañas de la 6 y ya Antonio, era el encargado de la parte financiera del proceso electoral y yo daba mis primeros pasos en el área informática y de control electoral del PSC.

Dentro de mi peregrinaje dentro de la 6, Antonio fue mi fuente de consulta obligada en temas de historia, ideología y doctrina Social Cristiana y con él nos tomábamos algunos cafés tratando de alguna manera, dar soluciones para la correcta administración del país.   Creo fervientemente en que Antonio era un adelantado a su época, siempre pendiente de lo que sucedía no sólo en el país sino en el mundo y siempre estando a la vanguardia con ideas disruptivas que pudieran beneficiar a los más necesitados.

Antonio, a quien admiraba desde su tiempo de articulista en El Telégrafo, me motivó a escribir para Desde mi Trinchera, acción que aún mantengo, no con tanta frecuencia como antes. Él fue de los fundadores de este periódico digital que ya tiene cerca de veinte años de vigencia diaria en el contexto periodístico nacional y que actualmente con sus primeros directivos y con la doctora Karyna Arteaga de Abad, orgullosamente continuamos con la tradición de un foro ciudadano para expresar libremente nuestras ideas y criterios. Antonio siempre estuvo en la búsqueda de la verdad y la justicia y por eso para mí, él es de los pocos hombres que son modelos a seguir y de quien con el corazón henchido puedo decir que considero mi amigo.

Ahora que estás en el Oriente Eterno, Antonio, que ya tu sapiencia y templanza por hacer el bien, se irradie a quienes terrenalmente seguiremos por el sendero que ya hace cuatro décadas me enseñaste a seguir. Nos veremos más adelante “Querido don Antonio”

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